Frente al desafío independentista parece que es bueno tener clara la idea de España. Somos una nación que posee un largo recorrido histórico. Ya desde los tiempos de Isidoro de Sevilla que vivió desde el año 556 hasta el 636 se percibe claramente la conciencia de España. En la obra de San Isidoro titulada Historia Gothorum se afirma el concepto de una nación española que puede ser considerada el primer estado europeo.
Siglos después en 1492 con el descubrimiento de América y la conquista de Granada en el reinado de los Reyes Católicos surge el primer estado moderno en Europa y el mundo.
El secesionismo catalán puede echar por la borda la idea de un país que es uno de los más poderosos y que integra culturalmente a 600 millones de hispanohablantes.
El juego permanente que la Generalitat está realizando en contra de la soberanía española no debería seguir siendo tolerado. Existe un procedimiento recogido en la Constitución española que es el artículo 155 y que podría ser empleado ya, si no se quiere seguir con esta tomadura de pelo al Gobierno, al texto constitucional, a las leyes, y al interés general de España. Y ya se está, a mi juicio, en una situación extrema.
De tanto jugar con fuego el Gobierno se puede quemar y es posible que no logre evitar la declaración unilateral de independencia expresada por la Generalitat dentro de poco tiempo. Y las consecuencias que se pueden producir de hecho.
Existe un borrador de ley de desconexión que prevé la independencia si no hay referéndum. Y aunque Rajoy lo califique de gravísimo chantaje al Estado, algo en lo que estoy de acuerdo, estoy convencido de que lo mejor es aplicar el artículo 155 sin más dilaciones. Porque, si bien hasta el momento, se ha podido controlar la situación puede suceder que en el futuro próximo se rompa la unidad del Estado y luego recomponer las cosas es muy complicado.
Se puede pensar en planteamientos federalistas que mantengan la identidad de España concediendo más competencias a las regiones que conforman nuestro estado. De este modo, habría una especie de nación de naciones. De hecho, existen pensadores o intelectuales españoles que piensan en la posibilidad de un federalismo como vía adecuada para contentar las pretensiones de los diversos independentismos existentes en el territorio español, especialmente en Cataluña y el País Vasco. Este tipo de posiciones federalistas se pueden discutir y ser objeto de debate desde una perspectiva racional y desde el respeto a lo establecido por el ordenamiento jurídico vigente.
Vivimos en un Estado de Derecho que se sustenta en el respeto a las leyes y a la Constitución. Si se quiere reformar algunos artículos constitucionales se puede hacer, pero es difícil, porque las condiciones que pusieron los que la elaboraron fueron duras para evitar que hubiera cambios continuos de la Carta Magna.
En cualquier caso, siempre se puede optar a nivel político y administrativo por dar mayor nivel de autogobierno o de autonomía a Cataluña, pero permaneciendo bajo el control del gobierno central de Madrid como las demás Comunidades Autónomas.
España no debe convertirse en un reino de taifas. Ya que la creación unilateral de una república catalana puede ser seguida por otras Comunidades que rompan en añicos la unidad territorial de nuestro país.
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