La ludopatía es un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que lo recoge en el año 1992.
Debemos de hacer mención que la existencia del trastorno aparece hace muchos siglos, simplemente con la actividad de apostar de manera habitual. Se puede afirmar que la Ludopatía es un trastorno del comportamiento, que consiste en la pérdida de control en relación con el juego de apuestas y demás; estas dificultades siguen un modelo adictivo en la mayoría de los casos, desgraciadamente con unos efectos desastrosos en la familia principalmente, y en todo su entorno.
El juego patológico o Ludopatía se considera una adicción, por ello se dice que es una enfermedad crónica y de difícil curación; cuando se juega más de dos o tres veces por semana a juegos como las tragaperras, bingos o casinos, se puede considerar que es un enfermo patológico, en palabras sencillas, “que ya está enganchado”.
Cuando las autoridades prohíben el uso a menores de edad, están aceptando, implícitamente, la peligrosidad de estos juegos; además de la incomprensión de las personas que le observan, las cuales lo clasifican como una persona “viciosa”, utilizando este término para describir al enfermo; cuando la terminología vicioso podríamos llegar a la conclusión de que está cargada de prejuicios y se utiliza incluso como insulto, referida a un tipo de comportamiento o actitud que no es aceptada socialmente.
Lo más fácil es que se inicien en estos juegos en los bares, con las tragaperras, viendo como otros sacan el premio, y nunca lo ven como algo peligroso, pero pasan sin darse cuenta de gastar la vuelta de un café a cantidades ya muy superiores, y aun así, mantienen el convencimiento de que la situación no se les escapa de las manos.
Este nivel de juego se puede mantener a escondidas dependiendo de la cantidad de dinero del que disponga, pero siempre se mantiene la preocupación de que no sea descubierto, ya que llegan a un punto en el que no se trata ya de ganar, sino de recuperar lo perdido, pueden recurrir incluso al engaño, sea mintiendo o escondiendo la existencia del dinero con que juega, pero siempre quitándole importancia al problema y realmente convencido de que puede controlarlo o dejarlo cuando quiera. Cuando en realidad le está minando por dentro a unos niveles incalculables, que en un porcentaje muy alto llegan a provocar infartos de corazón, ictus cerebrales etc…
La ludopatía no es un vicio, ni un pecado, es un problema patológico que afecta a diversos aspectos de la vida, tanto familiar, personal, laboral, social y económica. El juego se utiliza como una estrategia para escapar de los problemas o para aliviar sentimientos de culpa, de desesperanza, ansiedad y depresión.
Pero lo que no tenemos en cuenta es el sufrimiento que estas personas llevan en su interior y en silencio, ya que una vez que se consideran enfermos patológicos, sin que ellos mismos lo lleguen nunca a reconocer, les lleva cada vez más a sentir un malestar físico general y un incremento de la frecuencia cardiaca cada vez mayor, aumento de estrés, ansiedad y solo tienen una fijación, el poder recuperar lo que han perdido, sin darse cuenta que cada vez se adentran más y más en el problema.
Hasta que llega la fase de desesperación en la que la propia persona enferma ha generado normalmente una gran deuda, o acabado con el patrimonio que había y es cuando se produce ese ansia por devolver el dinero que debe o recuperar ese patrimonio que nada queda; llegado a ese punto para la persona Ludópata ya se encuentra en un estado de salud bastante precario, y al verse agobiado por todo lo que le rodea, suelen producirse situaciones irreversibles desgraciadamente.
No existe un patrón característico de la clase de personas que lo sufren, ya que puede afectar a todas las clases sociales. Teniendo en cuenta que la propia familia suele enterarse cuando ya es tarde.
El juego se ha convertido en una patología cada vez más frecuente entre la población mundial, teniendo en cuenta que los propios medios de comunicación la anuncian repetidamente sobre todo cuando transmiten partidos etc.…
Hoy en día existen terapias exitosas para la curación de esta patología, pero siempre y cuando la propia persona reconozca su adicción y esté dispuesto a aceptar el tratamiento, como pasa con todas las adicciones.
La fuerza de voluntad mueve montañas.
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