Por Emre Tunc Sakaoglu
En años años recientes y desde variadas tribunas, las más altas autoridades turcas, y el primer ministro Erdogan en primer lugar y como tema principal, han estado pregonando su entusiasmo por sumarse a China y Rusia en la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO). Ankara se convirtió recientemente en un “socio de diálogo” de la SCO, y proclamó su disposición de participar más activamente dentro de la SCO, en calidad de único miembro de la OTAN en tal lugar. Ankara ha estado demostrando su voluntad de incrementar los lazos mutuos con Beijing por medio de varios proyectos importantes – y no sólo en términos económicos, sino asimismo en los campos de defensa, aviación, infraestructura ferroviaria para alta velocidad, energía nuclear y cooperación en alta tecnología. Tal esfuerzo para acercarse más a China fue reafirmado en cinco visitas de alto nivel entre China y Turquía desde el 2009 a 2012, incluyendo la visita de Erdogan a China en abril de 2012 – la primera de tales visitas en 27 años.
Queda claro que la cooperación entre los dos países ha estado floreciendo, especialmente en el último par de años. En este tenor, se llevó a cabo un paso importante entre el 20 de septiembre y el 4 de octubre de 2010 cuando se realizaron ejercicios militares conjuntos en Konya, organizados por las Fuerzas Armadas Turcas con la participación del Ejército Popular de Liberación (PLA, es decir el ejército chino). Irán y Pakistán también apoyaron estos ejercicios, aportando espacios libres en sus fronteras y reabastecimiento en vuelo, cuando cuatro aviones de combate Sukhoi-27 (SU-27) de China estaban haciendo vuelos directos a Turquía, y cuando luego estaban volando de regreso a China. En respuesta, Washington expresó su preocupación y sus reparos con respecto a la participación en los ejercicios militares de los F-16 de Turquía (importados de EE.UU.), tanto por razones políticas, como por su necesidad de preservar los secretos tecnológicos y estratégicos de sus aeronaves militares, en pro de la integridad de la OTAN. Por lo tanto, en vez de los F-16, aviones de combate más viejos, los F-4, fueron usados por los militares turcos durante los ejercicios.
De acuerdo con funcionarios militares involucrados en el intercambio bilateral, las negociaciones para llevar a cabo el ejercicio conjunto insumieron dos años; lo cual significa que desde 2008 el gobierno turco había estado tendiendo, de una manera coordinada, hacia una cooperación militar profunda con China, bien que entre bambalinas. Más aún, los ejercicios militares coincidieron con la visita oficial a Turquía del ex primer ministro chino (Wen Jiabao’s). Durante la reunión, fue decidido que los próximos ejercicios conjuntos tendrán lugar en China, en años venideros. En la reunión también tuvo lugar la firma, por parte del primer ministro turco Erdogan y el primer ministro chino Wen Jiabao, de la Declaración Conjunta sobre el Establecimiento y Desarrollo de la Relación Estratégica de Cooperación.
Finalmente, el 26 de septiembre de 2013, tres años después de los ejercicios militares mencionados más arriba, el gobierno turco acordó desarrollar un sistema de defensa misilístico (Fáng dùn 2000, o simplemente FD-2000) dentro de las fronteras turcas, con la controvertida Corporación China de Importación y Exportación de Maquinaria de Precisión (CPMIEC). El acuerdo implica que Turquía adquirirá misiles balísticos de largo alcance por primera vez en la historia del país. La decisión de comprarle tal tecnología a China fue hecha por el Comité Ejecutivo de la Industria para la Defensa, que se reunió bajo la dirección del primer ministro turco Erdogan. Firmas europeas, rusas y estadounidenses (Raytheon-Lockheed Martin de los EE.UU. y la franco-italiana Eurosam SAMP/T, por ejemplo) también estaban en la puja para proveer a Turquía de sus propios misiles. Pero, como explicó el gobierno turco, la oferta de la empresa china fue más barata e incluía una transferencia completa de tecnología a Turquía.
Un acuerdo entre Turquía y la CPMIEC es indudablemente un problema desde el punto de vista de la OTAN. La razón real por la cual la CPMIEC tiene una mala reputación, es porque anteriormente ha provisto de armamento a Irán, Siria y Corea del Norte, y como resultado de ello, fue puesta en una lista negra por los EE.UU., por contribuir a la proliferación de armas con estados”granujas”. La misma firma fue acusada de realizar espionaje militar con el fin de adquirir ilegalmente tecnología occidental.
Asimismo, el FD-2000 es un sistema que muy probablemente no sea compatible para operar con el equipamiento de la OTAN. Si el sistema de misiles fuera adquirido por un miembro de la OTAN como Turquía, o incluso por otros en el futuro cercano, habrá un punto vulnerable en la inteligencia militar de la OTAN, ya que estos sistemas, así como los expertos chinos encargados de operar estos sistemas, ganarán acceso al patio trasero estratégico de la OTAN.
Desde que los chinos ganaron la licitación de los misiles para la defensa en setiembre de 2013, el gobierno turco y las autoridades burocráticas encargadas de acelerar las políticas de crecimiento militar de Turquía, han empezado a expresar que Turquía necesita construir su propia capacidad y tecnología en el sector militar-industrial, a fin de obtener un mayor espacio de acción en su política exterior. Sin embargo, Turquía prestó atención a algunas voces críticas de Occidente, con respecto a los riesgos y repercusiones para los intereses a largo plazo de Turquía de tal postura, y hasta cierto punto moderó su actitud. En respuesta a la creciente presión de los EEUU, a las reacciones de Merill Lynch y otros inversores occidentales, y a nuevas propuestas por parte de otros ofertantes, Turquía finalmente prorrogó el período de la licitación del 31 de enero al 30 de abril de 2014. No obstante, tomando en cuenta las declaraciones oficiales en el sentido de que las últimas ofertas de empresas occidentales igualmente no pueden competir con la oferta china, no se puede esperar que Ankara haga un convenio con un socio occidental y le de la espalda a Beijing en tan corto lapso.
El más reciente ejemplo que muestra el leve cambio de actitud de las autoridades turcas es que Murad Bayar, quien ha estado sirviendo como Subsecretario de Industria de la Defensa desde el 2004, fue desplazado de su cargo el 28 de marzo de 2014 – tan sólo un mes antes de que expire el prorrogado período de licitación. Al Sr. Bayar se lo conocía como influyente en el acuerdo con los chinos, y él fue especialmente invitado por el propio primer ministro Erdogan, a abandonar su trabajo en los Estados Unidos y volver a Turquía para encabezar el mecanismo de toma de decisiones de la industria para la defensa. Luego de su destitución de su antiguo cargo, sin embargo, él fue inmediatamente nombrado como Consejero Principal del primer ministro, lo cual representa una posición muy encumbrada, de cara a la política interior y al actual gobierno. Por lo tanto, todavía no está claro si el gobierno turco cumplirá con los requisitos de las normas de la OTAN, o si insistirá en avanzar en dirección contraria.
En última instancia, la reciente tendencia de Turquía hacia una cooperación con China en varios proyectos vitales y la repercusión de una perspectiva política tal en la escena doméstica e internacional, no necesariamente apuntan a un realineamiento político con un “bando rival”. Sin embargo, la política exterior turca solía valorar el principio de priorizar a la OTAN, como debería hacerlo un estado-miembro, al tiempo que mantenía cierta distancia de sus “rivales”; pero ahora su foco ha cambiado claramente. Hoy, nosotros vemos acciones concretas ejemplificando como las actuales autoridades turcas consideran a los “rivales no oficiales” de la OTAN como “socios estratégicos alternativos”. Y a la luz de las convicciones y declaraciones recientes de figuras de alto nivel, que están gradualmente haciendo tomar distancia a Ankara de sus aliados desde tiempos inmemoriales, esta tendencia no puede ser revertida fácilmente.
Fuente: JTW
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