Los consumidores, cada vez más prematuros, de cánnabis, de cocaína y de diversas drogas lúdicas. No se justifican por motivos de accesibilidad o del aumento de los proveedores clandestinos.
El consumo de estupefacientes está más enlazado con un contexto social y cultural que inspira las conductas de la ausencia de valores trascendentales, una cultura consumista, un canje en los estilos de vida, una fantasía de gratificaciones y una pavorosa deserción ante las contrariedades, una instalación en un presente por disfrutar, una carencia de los apremios del autocontrol responsable…
La extensión de los consumos irá escoltada por un acrecentamiento de problemas. Existen muestras de cómo estas dificultades se están agrandando en la esfera de la salubridad y los problemas se propagan al medio sanitario. Siendo significativos la adhesión a las drogas, las baraúndas médico-biológicas, las alteraciones psiquiátricas que llevan al suicidio y las catástrofes trabadas al consumo de estupefacientes, no son los únicos peligros.
También hay que destacar la dificultad sobreañadida de que, para la unión de la familia, supone la presencia del consumo de drogas. De un consumo de los padres que subsisten entre la zozobra y la ignorancia; de un consumo de los propios progenitores, que destruyen en los jóvenes la viabilidad para descubrir unos topes y dominar el propio tanteo. Todo ello crea arduos obstáculos a unas familias que están forzadas a edificar nuevos referentes.
La droga cuanto más se consume más imperiosamente se necesita, el vendedor engaña al joven incauto con que le llevará al paraíso, pero se calla el precio que deberá pagar; su propia autodestrucción, el deterioro físico y psíquico, que transformará, el paraíso de unos instantes, en un prolongado e insoportable infierno.
Desarraigar las drogas no lo conseguirán, solamente, las campañas publicitarias, debemos luchar todos contra la droga. La droga se erradica entre todas las personas que componemos la sociedad. La droga es un camino de ida, sin retorno.
El delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas alerta de los riesgos de la “tolerancia social” que hay en España en torno al consumo de alcohol que se asocia con un mayor consumo de cannabis.
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