Sigue la campaña de publicidad, en la prensa diaria del Hotel Santo Domingo con el eslogan “¿Quieres disfrutar de una boda diferente y totalmente a vuestra medida? ¡Sí, quiero!”. En la imagen aparece una novia con el traje convencional blanco y un ramo de flores en la mano.
El estado de California, a través de un referéndum, ha testificado públicamente su voluntad de que el matrimonio sea heterosexual, esto es, entre un hombre y una mujer.
Sin embargo, las uniones civiles homosexuales entre dos jovencitas o dos varones no pueden engendrar hijos: sólo pueden ser padres legales de un mismo chiquillo mediante la adopción.
De la totalidad de los estados que forman los EEUU, únicamente toleran el matrimonio entre personas del mismo sexo: Massachussets, Connecticut, Vermont, Maine. Y en California, que ha sido abolida la ley por referéndum.
El balance actual sigue arrojando una mayoría absoluta de estados que, en sus constituciones, solo aprueban el matrimonio entre hombre y mujer.
La primicia de los últimos tiempos es que, por primera vez, la legitimación del matrimonio homosexual no ha sido por fallo judicial sino por decisión del Parlamento. Así ha sucedido, primero en Vermont y luego en Maine; New Hampshire puede ser el tercer caso. Sigue siendo verdad, en cambio, que el matrimonio entre personas del mismo sexo, nunca ha sido sancionado por votación popular: hasta ahora, siempre que se ha sometido a referéndum, han perdido los homosexuales.
El matrimonio está sufriendo ataques de los que pretenden independizarlo de la ley natural. Ya no se aprueba la protección de la familia y sí normas infames que, al minar las raíces de la sociedad, aceleran su desintegración. La familia es el cimiento de la vida social y civil. El futuro de la humanidad se fragua en la familia.
“Sin la familia no hay futuro para el hombre. Por eso hay que afirmar el valor, la belleza y la necesidad del matrimonio entre un hombre y una mujer”
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