Marcel Proust (1871-1922) escribió esta obra, que otros traducen A la búsqueda del tiempo perdido entre 1908-1922, consta de siete partes, y se considera la novela más influyente del siglo XX junto con el Ulises de Joyce.
En el año 2.000 en subasta por el manuscrito se pagó 663.000 dólares, una cifra impresionante para este tipo de original.
Esta obra se ha interpretado y reinterpretado de muchas maneras y formas, perspectivas y dimensiones, pero diríamos que es una especie de cosmología, de obra total, que intenta incrustar el mundo, todo el mundo, lo interior y lo exterior en un relato. Para muchos es una novela, para otros es una autobiografía novelada, para otros es una narrativa del yo y de ese yo en un ambiente.
Se ha indicado, por el Premio Guinness que es el libro u obra o novela de un autor, con más palabras del mundo. Hay que indicar, que este dado no es exacto, que existen otras obras, de un único autor, obras literarias más extensas, aunque si parece ser, que por razones, que se desconocen, este tipo o clase de record, ha sido clausurado por el mismo Premio Guinness, es decir, que no continúan ampliándolo o poniéndolo al día. El por qué del porqué de esto, es para este escribiente un misterio y un enigma. De ahí, que en tantos lugares, se cita a esta obra, como la novela más extensa en número de palabras del mundo…
A veces, pienso, que esta obra es una especie de Enciclopedia, de la que se habla de casi todo, incluso de tácticas militares, no solo del tiempo, del amor, de la memoria, y de todos los temas que se suelen indicar, no solo del interior y del exterior, no solo de la sexualidad, sino que es una especie de Enciclopedia Francesa del siglo veinte, diríamos actual, pero en forma de narrativa-ensayo, y realizada no por cientos de colaboradores sino por uno. Uno, que siempre estaba entre el cielo y la tierra, siempre con la guillotina del asma, del límite a y en la muerte personal. Diríamos que es una especie de testamento, de su testamento vital y psicológico y literario y cultural, su legado que ofrece al mundo.
Una obra tan simple y tan compleja que no fue entendida, ni comprendida, al principio, ni siquiera Gide, la tomó, como una obra maestra o genial, sino una producción de un diletante. Juicio que después cambió, y que indicó, que fue el error mayor como crítico literario y como lector de editorial que había cometido en su vida.
Hay, quienes piensan, que el gran género de la novela, que surgió con Cervantes, terminó, es decir, llegó a su perfección, después de tres siglos, con esta novela y el Ulises y Kafka, se ha comentado, y, que después, ya se produjo la “muerte de la novela”, que ya después, se desarrollarían algunas líneas, algunos elementos, algunas innovaciones, pero que la gran revolución de la novela como género de expresión del mundo ya había terminado. Quizás, quizás sea un juicio demasiado rígido y duro y radical. Pero quizás, como la historia de la literatura, cada género tiene su tiempo, y esta novela, introduce a la narrativa, a esa mezcla de géneros híbridos y sintéticos, combinación de géneros y subgéneros, combinación de todas las formas de narrar y de sensibilidad a y ante la literatura.
Quizás, esta obra, sin entrar en juicios morales, aunque para mí, siempre he pensado que la estética y la ética deben ir de la mano, igual que la verdad, en la medida de lo posible, la verdad de los asuntos con la belleza y la bondad-bien. Esta obra es una obra maestra, siguiendo a Bloom, que indica que toda obra genial nos produce un “extrañamiento”, es decir, entiendo yo, que es algo nuevo, que es algo que surge y florece como una realidad nueva que de alguna manera, no habíamos previsto en el desarrollo. Cierto que es hija y nieta y biznieta de toda la narrativa del siglo diecinueve y anterior, pero es otra cosa más. Quizás inaugura como ninguna otra, no solo por su extensión, sino por su sentido, que en la “novela como diría Cela, que a su vez, indicaba que copiaba de Baroja”, que en la novela puede entrar todo. Que una novela es novela, si el autor, debajo del título, por su voluntad, libre voluntad, libre arbitrio, sitúa la palabra o género narrativa o novela.
Combinar, diríamos todos los sentidos, y en la medida, de lo posible todas las interpretaciones de hechos y datos, es decir, combinar percepciones e ideas y conceptos y deseos-emociones-sentimientos, esto es lo que constituye esta obra. Diríamos que lo interior es una excusa para narrar lo exterior, lo exterior es una excusa para lo interior, lo de dentro para lo de fuera, lo de fuera para lo de dentro, y en ese juego y baile de cifras y datos, se ha materializado una obra, que estimamos pasará a la humanidad, como una obra genial, que permanecerá con los humanos durante siglos y milenios.
Cierto es, que personalmente, estimo que la ética y la estética deben ir unidas, o dicho de otro modo, el mayor grado de verdad con la bondad-bien y la belleza. La cultura no es solo belleza. Y, demasiadas veces, las grandes obras de la literatura y de la cultura olvidan este principio…
Esta obra son muchas cientos de miles de palabras, pero es un modo, no utilizando el método científico, de acercarse a muchos trozos de la realidad, tanto interior como exterior al ser humano. Es decir, algo de usted está en esta narración. Ya, ya puede empezar, al menos, a rumiar, unas docenas o cientos de páginas…
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