La correspondencia de Flaubert es muy extensa y ofrece un conocimiento de primera mano del carácter y de su actitud ante la escritura y la propia vida. A lo largo de su existencia este gran novelista que es un clásico de la literatura universal escribió con una gran calidad ya que pulía al máximo todo lo que ponía en negro sobre blanco.
Se conmemora el bicentenario de su nacimiento ya que fue en 1821. Su fallecimiento ocurrió en 1880 a la edad de 58 años. Siempre fue un gran lector además de escritor. Se conservan y han sido publicadas 4.488 cartas que pueden consultarse en la edición electrónica de la Universidad de Ruán.
En realidad, todas las cartas y notas que escribió en su vida ocupan 6.000 páginas y todavía no están editadas en papel y en varios volúmenes. Gustavo Flaubert fue un gran observador de la realidad humana y social de su tiempo.
Se consideraba también un pensador. Le interesó la filosofía. Leyó a Spinoza y a otros y tenía especial interés por El Quijote. Admiraba, por ejemplo, a Víctor Hugo y así lo relata en una de sus cartas ya que escribe al conocerlo «Ahí estaba, sin embargo, el hombre que más ha hecho palpitar mi corazón desde que nací».
En efecto, los sentimientos y emociones que creaban las novelas de Hugo, Alejandro Dumas, Dickens y otros eran maravillosos y todavía nos siguen conmoviendo, porque la naturaleza humana no ha cambiado, incluso considerando el tremendo avance tecnológico de los siglos XX y XXI.
El afán por vivir y disfrutar de la manera más intensa la existencia aflora en sus cartas y a la vez muestra un cierto desencanto, en relación con el mundo humano en el que vivió. Escribe Flaubert: «Desprecio demasiado a los hombres como para hacerles algo bueno o malo». Conocía muy bien las virtudes y defectos de los seres humanos de su tiempo y por eso se muestra tan escéptico. Es partidario de la verdad frente a las mentiras y las manipulaciones y considera que el Arte es lo que nos hace felices en buena parte.
Quiso formarse más estudiando griego y reflexionó en su correspondencia sobre muchas cuestiones. En relación con la resurrección escribió «Creo que el dogma de una vida futura fue inventado por el miedo a la muerte o por las ganas de agarrarse a algo».
Como se puede ver se expresa como un pensador, que conoce muy bien las costumbres humanas y las formas de pensar de sus coetáneos. Además, este tipo de consideraciones son extrapolables a la actualidad. Su nihilismo existencialista se plantea dudas casi acerca de todo.
Escribe «Creo que podría hacer cosas buenas, pero siempre me pregunto para qué». Esta frase es una manera de pensar en alto de Flaubert ante las complicaciones del proceso de la escritura, ya que buscaba en sus novelas un estilo y un tono que llegó a lograr.
El relativismo y escepticismo que se observa en sus cartas proviene o se deriva, a mi juicio, de una profunda conciencia del paso del tiempo, que todo lo va cambiando. Escribe «Cada vez que veo a un niño, pienso que se convertirá en un viejo y una cuna me evoca siempre una tumba».
Incluso aparece en su correspondencia la transformación del yo con el transcurrir del tiempo y los distintos estados mentales y sentimentales de los hombres y mujeres. Conoce extraordinariamente bien la dicha y la desgracia humana, en todos sus detalles. Es el material de base que explora para dar forma a los relatos novelísticos que compuso durante su vida.
Está convencido de que con una voluntad perseverante, como hizo el mismo, se llega a lo estimable. Flaubert sentía a través de la pluma. Para Buffon genio y paciencia vienen a ser lo mismo y el gran escritor francés está totalmente de acuerdo. Se puede decir que el éxito es el resultado de un conjunto de esfuerzos y esto lo sabía también Flaubert.
Aunque era perfeccionista al escribir también reconocía que la espontaneidad y la autenticidad eran valores esenciales. Es sabido que Virgilio al morir quería que quemasen La Eneida. Porque, pensaría que podría haberla escrito mejor. De todos modos, afortunadamente se ha conservado para la posteridad.
En las cartas publicadas en papel se nota también como fueron los procesos creativos de Flaubert a lo largo de décadas hasta su muerte. También aparecen datos y consideraciones que, aunque no constituyen unas Memorias, se le parecen bastante.
Es indudable que en su correspondencia se manifiesta el amor a la vida y a la escritura que ocupó su poderosa mente. Muchas de las cosas que dice en sus cartas podrían ser dichas ahora mismo con todo sentido, a pesar del tiempo transcurrido.
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