El día lunes, el gobierno japonés mantuvo conversaciones con la Confederación Nacional de las Asociaciones Cooperativas de Pesqueros con el propósito de obtener la aprobación por parte de la asociación para descargar dentro del mar las aguas subterráneas de una planta de energía paralizada en la Prefectura de Fukushima.
Funcionarios del Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI por sus siglas en inglés) de Japón procuraron la aprobación del presidente de la asociación de pesqueros, manifestando que el nivel de contaminación radioactiva en el agua sería mucho menor que el límite legal, y que los niveles se comprobarán antes de cada descarga.
Hiroshi Kishi, el presidente de la asociación de pesqueros, tomó conocimiento a través de los funcionarios del ministerio sobre el modo en que planifican mitigar los miedos de la comunidad local pesquera en la prefectura, quien ha visto su reputación y ventas en la industria golpeadas por las fugas radioactivas y accidentes evitables en el complejo nuclear Daiichi, seguido de múltiples fusiones nucleares en el lugar, después de que un tsunami sacudiera la tierra en marzo de 2011.
Kishi manifestó en una conferencia de prensa local que su asociación consideraría con minuciosidad la propuesta del ministerio después de una exhaustiva revisión de los contenidos expresados en la propuesta de METI.
Sin embargo, la comunidad pesquera local, así como también los funcionarios de la prefectura, han expresado sus inquietudes acerca del plan de descarga, y también lo hizo la comunidad internacional en general.
El 15 de enero, el gobierno dio luz verde al plan de reestructuración y reactivación para el operador de la planta nuclear afectada en la prefectura de Fukushima, Tokyo Electric Power Co, (TEPCO), que verá que la compañía eléctrica acosada reciba 4 billones de yenes (38,3 miles de millones dólares estadounidenses) en calidad de apoyo estatal adicional.
Además, TEPCO verá al final del ejercicio fiscal del año 2016 la venta de una parte de su 50,1 por ciento de participación, que posee de conformidad con los términos del contrato para asistir la enorme carga de compensación que tiene la compañía eléctrica, con posterioridad a la peor crisis nuclear del mundo desde Chernobyl en el año 1986.
Con una nueva afluencia de capital, los escépticos de TEPCO que descargan agua tóxica en el Océano Pacífico, que es adyacente a la planta paralizada, consideran que los otros métodos deben ser examinados antes de tomarse la decisión final, en pos de la seguridad en el área y la posibilidad de que los materiales radioactivos se propaguen a la vida marina si es que se efectúa la descarga en el mar.
No obstante, de conformidad con el gobierno central de este lugar y la Comisión Internacional de Energía Atómica (IAEA por sus siglas en inglés), TEPCO está luchando para contener afluencias masivas de agua contaminada diariamente y actualmente debe sopesar los riesgos del exceso de agua radioactiva vertida en el océano.
Cabe señalar que el agua subterránea que fluye al complejo y sus edificios de reactores está añadiendo dificultades a TEPCO para almacenar el agua contaminada en tanques de almacenamiento improvisados, algunos de los cuales comienzan a tener fugas, lo que causa que los materiales radioactivos sean liberados al mar. Juan Carlos Lentijo, jefe de la misión de la AIEA en Japón, expresó la idea de liberar el agua radioactiva al océano durante una reciente misión al establecimiento afectado en el mes de diciembre.
“La descarga controlada es una práctica regular en todas las instalaciones nucleares en el mundo. Y lo que estamos tratando de expresar aquí es considerar esto como una de las opciones para contribuir a un buen equilibrio de riesgos y estabilizar las instalaciones durante un largo período” manifestó Lentijo.
Lentijo agregó que TEPCO debería sopesar los posibles efectos dañinos de descarga de agua tóxica contra los riesgos totales involucrados en todo el proceso de la labor de desmantelamiento. Mientras tanto, Shunichi Tanaka, presidente de la Autoridad Reguladora Nuclear de Japón (NRA por sus siglas en inglés), dijo que el agua contaminada de bajo nivel en el sitio continuará ofreciendo uno de los principales obstáculos para el proceso de desmantelamiento, que también incluye el uso de grúas controladas en forma remota para retirar el combustible fundido de los tanques en algunos de los reactores dañados donde los niveles de radiación son muy altos, en un proceso potencialmente cataclísmico.
Antes de la última misión de IAEA a este lugar con relación al desmantelamiento de los reactores, TEPCO comenzó la operación riesgosa de retirar más de 1.000 conjuntos de combustible de los surtidores agotados dentro del edificio del dañado reactor N° 4. “No se puede seguir almacenando agua permanentemente. Tenemos que elegir, haciendo una comparación de los riesgos involucrados”, manifestó Tanaka respecto de la situación actual y futura en las instalaciones nucleares situadas a 240 km al noreste de Tokio.
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