Aunque el Estado Islámico tiene el estilo occidental de vida como su principal objetivo terrorista, no creo que consigan sus propósitos, porque los medios de vigilancia y espionaje británicos son muy sofisticados y minuciosos. La autorización por parte del gobierno inglés de autorizar los ataques aéreos contra las posiciones de ISIS, han sido el detonante o la mecha que ha encendido, aún con más fuerza, la venganza de los yihadistas. Si bien es cierto que, en su ciego fanatismo, pretenden conquistar Occidente, aunque los aviones británicos no bombardeen a sus combatientes, etc.
Desde la matanza de noviembre del pasado año en París que causó más de 130 muertos, las continuas detenciones parece que han frustrado posibles atentados. Y las líneas de investigación de los diferentes servicios de inteligencia de los países occidentales están logrando resultados espectaculares en su lucha contra el fanatismo terrorista islámico. También los diversos cuerpos policiales están desarrollando una labor magnífica en sus investigaciones sobre los yihadistas. Y todo esto se debe al gran trabajo de los propios agentes, y a sus equipos tecnológicos de espionaje y vigilancia.
Se puede decir que si la amenaza yihadista hubiera ocurrido hace decenas de años los riesgos serían, a mi juicio, mayores para la seguridad de todos. Afortunadamente, el avance de los dispositivos tecnológicos, los satélites espías, los muy sofisticados sistemas de escucha, etc., hacen que estemos más seguros y protegidos.
De todos modos, no conviene bajar la guardia, porque la seguridad absoluta no existe, es un deseo inalcanzable. La brutalidad de los camiones bomba, y de los suicidas que se inmolan, con cinturones de explosivos, en las zonas de conflicto de Oriente Próximo son la prueba de la fuerza del fanatismo. Es la expresión de una ferocidad increíble y de un odio inmenso a lo occidental, y a todo lo que no se doblega al islamismo fanático.
La inestabilidad existente en Libia, su falta de estado, es lo que hace posible la proliferación de grupos del Estado Islámico o de Al Qaeda que pueden encontrar en esta zona desértica del norte de África la plataforma para lanzarse a la conquista por las armas de otros países africanos, como por ejemplo Túnez, y sin olvidar que, en Argelia y Nigeria, el yihadismo islámico existe y actúa.
Menos mal que el yihadismo no prospera en Indonesia, que es uno de os países con más población islámica del planeta, Ya que si hubiera un movimiento de terroristas islámicos de Pakistán, Bangladesh, e Indonesia y Malasia hacia África, y hasta el territorio controlado por el Daesh en Siria e Irak, la situación se podría volver casi incontrolable, respecto a la seguridad y a la evitación de enormes atentados.
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