Lo que fue una de las principales fortalezas del Presidente Andrés Manuel López Obrador, se ha convertido en una de sus más palpables debilidades.
Las conferencias mañaneras del mandatario siguen siendo “taquilleras” sin embargo, sus declaraciones erráticas, señalamientos directos contra algunos medios de comunicación, argumentos fuera de lugar y respuestas a medias, evidencian algo que se nota y mucho al interior de un Gobierno de México, que a ocho meses de haber asumido las riendas del país, una de sus principales debilidades se halla en la Comunicación Mediática pero también en su Comunicación Interna.
El estilo de AMLO ha sido tomar las riendas de sus declaraciones y marcar agenda a través de sus llamadas conferencias matutinas conocidas como “Las Mañaneras”.
A pesar del contacto diario y directo con los medios de comunicación, no existe una estrategia de contención en la Comunicación del Presidente para el manejo de crisis que en los últimos meses se ha hecho indispensable, ante el estilo de un Presidente cuyas declaraciones tienden a mucha palabrería sin comunicar lo medular.
El cobijo popular sigue vigente, aunque con más líneas de crítica ante temas diversos que han desatado polémica y generado una percepción del vacío comunicacional que proyecta el mandatario mexicano.
Su política migratoria, la descalificación hacia medios de comunicación, la renuncia de su ex Secretario de Hacienda y el efecto cascada en otros cargos menores, el recorte presupuestal a sectores como la salud, el subsidio otorgado a países centroamericanos para “generar empleo” descuidando la atención del tema migratorio en México, la mala actuación de sus funcionarios claves como el de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard y su Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, han derivado en una Comunicación Presidencial con más desaciertos que atención inmediata para diluir los errores que hasta ahora se notan y mucho en la forma de comunicar del mandatario mexicano.
El estilo particular de López Obrador es minimizar la crítica con argumentos poco creíbles y sustentados, dando pie a cuestionamientos que generaran una percepción negativa sobre el manejo de la información gubernamental.
Cuando un gobernante deja de comunicar y sólo “informa” refleja un mal signo de sus formas y estilos para ejercer el poder.
López Obrador llegó a la presidencia de México con una nutrida votación y respaldo popular que al paso de los meses se ha visto minado por las fallas que se siguen acentuando en el manejo de temas que exigen una contención inmediata.
El fenómeno político de Andrés Manuel López Obrador generó expectativas muy altas en un país donde la corrupción y el viejo sistema político mexicano, siguen muy arraigados a los viejos estilos de ejercer el poder. Sin embargo, poco ha hecho la llamada 4ta Transformación para comunicar el llamado cambio que los hizo ganar la presidencia de México.
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