Usted puede estar de acuerdo o en desacuerdo con las religiones, con todas o con algunas en particular, o puede usted pensar que no todas las religiones positivas son iguales, en muchos sentidos, por ejemplo, en el respeto a los derechos humanos. Pero la realidad que tenemos, es que la inmensa mayoría, incluso todavía hoy las sociedades y las culturas viven y existen en la mar inmenso de los contenidos religiosos, que han permeado las civilizaciones, hasta ahora, en todos los sentidos. Los mismos derechos humanos de 1948 no habrían surgido sin el incentivo del cristianismo que se ha ido filtrando durante siglos y siglos en la humanidad…
– Hemos visto en el pasado, que la religión ha sido bandera, o se ha tomado, o algunas religiones más que otras, para enfrentar a unos seres humanos contra otros, lo hemos visto que en determinados grupos o colectivos de algunas tradiciones religiosas, todavía la religión se utiliza con ese fin. Y también en estas últimas décadas.
Por lo cual la humanidad tiene la obligación y el derecho de intentar, que las diferentes ideologías, sean seculares o no seculares, religiosas o no religiosas, o combinaciones entre ellas, de intentar que no se utilice a Dios, y en conexión con algunas verdades reveladas o supuestamente insertadas en su tradición, que la religión sea el motivo o razón o una de ellas de confrontación entre los seres humanos, sino que sea al revés las diversas religiones sean el humus que permita la paz y la tolerancia.
Ciertamente, las religiones entre sí, tienen puntos en común, puntos de diferencia. Por eso parece que seria necesario, que algún organismo que depende o surja de la ONU o de la UNESCO, que crease un Foro Permanente, una Conferencia Permanente, dónde las grandes religiones estuviesen representadas, de tal modo que fuese su obligación entre ellos buscar puntos en común, buscar formas de entendimiento de los humanos desde la religión. Quizás incluso, incentivase a dialogar, y por tanto, a determinados contenidos teológicos-filosóficos de sus propias tradiciones, que quizás hoy a la luz de la ciencia y la tecnología actual, están obsoletos, o pueden estarlo, ayudarles a nuevas interpretaciones, que de alguna manera, no vayan en contra de la tradición propia de siglos, pero se adapte al nuevo conocimiento científico técnico, totalmente probado.
– El mundo ha cambiado radicalmente en estos dos últimos siglos, en estos han surgido nuevas ideas y nuevas prácticas, algunas de un enorme grado de verdad y de bondad, otras, no tanto. Por lo cual, todas las religiones, todas sus teologías y tradiciones e interpretativas de sus textos y del mundo, todas las jerarquías religiosas de sus propias religiones, tienen el deber y el derecho de analizar sus prácticas y sus principios, a la luz no solo de sus tradiciones, sino de los tiempos actuales, del saber ortodoxo actual, porque puede suceder, que se acepte el móvil o el avión o mil otras cuestiones tecnológicas, por ejemplo médicas, pero ciertos principios morales, quizás de segundo o tercer orden en sus tradiciones, sean inamovibles, no me refiero ya a los de primer orden o axiomas fundamentales religiosos.
Por lo cual, se produce, que millones o cientos de millones de seres humanos, de una determinada ideología o sistemas religioso equis, se confrontan o enfrentan teóricamente al menos, a veces, en la práctica con la forma de entender el mundo, de otros millones o cientos de millones de seres humanos. Por tanto, en esa sociedad o cultura o territorio o Estado donde se insertan seres humanos de varias comunidades religiosas o de varias ideologías o filosofías o cosmovisiones del mundo, religiosas y no religiosas, en el fondo no se entienden, pueden durante años y décadas y generaciones llevar una existencia, en mayor o menor grado de tolerancia, pero puede suceder, que en cualquier conflicto presente o futuro, cualquier otra razón, surjan las espadas, o al menos las espadas dialécticas, porque sus mundos-océanos como diría el emperador mogol Akbar, sus cosmovisiones-océanos son diferentes.
– La inmensa mayoría de seres humanos, incluso en Europa todavía tienen concepciones religiosas, sentimientos religiosos, por lo cual la base actual, de gran parte de las poblaciones y de los individuos, no son fundamentos filosóficos, sino religiosos, o si se quiere religiosos filosóficos o filosóficos religiosos, por consecuencia las religiones son esenciales para la paz mundial.
No parece exagerado que las grandes religiones del mundo, sin menoscabo de las religiones más pequeñas en tiempo en la historia o en número de fieles, busquen crear un Foro Permanente de éstas, y en ellos dialoguen, busquen puntos en común, limen rozaduras, abran puentes de entendimiento y comprensión.
El mundo hoy ha alcanzado un poder tecnológico enorme, y un poder demográfico enorme, además de la enorme fuerza de los medios de masas de comunicación. No se podrá alcanzar la paz, si las religiones, sus jerarquías altas e intermedias y sus fieles, de verdad no buscan y encuentran cauces de paz.
Porque el reto e hito y dimensión que hoy tenemos, es que la humanidad hoy puede autoextinguirse, podemos desaparecer de las especies vivas. Por lo cual, las religiones tienen que ser un factor de paz mundial. Si de verdad los fieles de todas las religiones, si sus altas y medias jerarquías religiosas de verdad creen en Dios, debería ser para ellos una obligación, alcanzar la paz entre ellas, buscar cauces de paz, a y en todos los lugares del mundo, donde sean mayorías cada una de ellas, y dónde sean minorías cada una de ellas. Es lo menos que las religiones le deben a Dios, le deben a sus fieles, le deben a la humanidad, le deben al ser humano de hoy y los que tengan que venir después de nosotros.
Bueno, es hoy recordar en ese encuentro de religiones que está teniendo lugar estos días en Madrid. Bueno es y sería, que las grandes teologías y teólogos y altas jerarquías y medias jerarquías de todas y cada una de las religiones deberían hacer un esfuerzo real de entendimiento y de adaptación y de comprensión y de progreso y de evolución. Creo que Dios se lo merece, creo que los humanes también. Paz y pan y bien.
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