Un aborto forzoso a los siete meses de embarazo, para cumplir la política del “hijo único”, ha provocado una fuerte indignación en China.
Los funcionarios que ordenaron dicha interrupción del embarazo, han sido arrestados después, de que la madre colgara en Internet una espeluznante imagen del feto, totalmente cubierto de sangre, yaciendo junto a ella en la cama del hospital, donde estuvo ingresada Feng Jianmei (en la imagen), la mujer de 27 años obligada a interrumpir la gestación. En China, para controlar la superpoblación, se han asesinado a través del aborto, unos 400 millones de niños.
El Royal College of Psychiatrists, preclara institución profesional de psiquiatría de Inglaterra, ha otorgado un significativo cambio en sus indicaciones sobre el vínculo entre aborto y salud mental.
El aborto lleva a un peligro significativo para la salud mental de las mujeres y aconseja que se oriente sobre estas inseguridades a quienes pretenden abortar. Se exhorta a la edición de publicaciones que comenten los trances de desesperanza después de un aborto, pues “no puede haber consentimiento informado, si no se suministra una información adecuada”.
En el año 2007 la actriz Emma Beck, una joven intérprete británica de 30 años, llevaba un embarazo de mellizos y abortó. Al poco tiempo se suicidó -apareció colgada-, aliviándose al dejar a sus parientes una patética carta: “La vida es un infierno para mí, yo nunca debería haber abortado, habría sido una buena madre. Quiero estar con mis bebés, necesitan de mí más que nadie”.
Por otra parte, el erudito Peter Saunders, secretario general del Christian Medical Fellowship, aseveró: “¿Cómo puede un médico justificar ahora un aborto por razones de salud mental, motivo que se invoca para más del 90% de los más de 200.000 abortos anuales que se practican en Gran Bretaña?”.
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