Morena y su juego de la democracia

Morena y su juego de la democracia

En México el panorama catastrófico que en materia política se avizora rumbo a la sucesión presidencial en el 2024, es más que palpable.

Hace unos días atestiguamos la debacle política del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador al mirar la antidemocracia que aplicaron en sus propias elecciones internas para la selección de consejeros.

Morena se encuentra hundida por el enfrentamiento, la corrupción y por todas las prácticas antidemocráticas que su mesías sigue defendiendo sin argumentos y con la descalificación de muchos integrantes de su propio partido, quienes están revelando todas las pifias y mañas de este movimiento que han construido con el único objetivo de defender cotos de poder y que distan mucho de los verdaderos intereses del pueblo.

Es vergonzosa la operación los gobernadores morenistas quienes desde sus posiciones de poder desplegaron a sus arietes para defender su desgastado bastión que desde hace tres años sólo oferta venganzas, persecuciones y enfrentamientos.

Que desgracia padecemos los ciudadanos frente a un panorama tan rasero, mediocre y con tantos vicios que desde hoy se palpan en personajes políticos cuya misión es el poder y no propiamente la representación que les dan sus cargos.

Hoy Morena en el país es una tribu invadida por el canibalismo de los grupos que se han dividido para buscar a patadas y mordiscos, arrebatarse el pastel. El dedo flamígero presidencial seguirá decidiendo quiénes serán los ungidos para gobernar los diferentes territorios en México.

Todo lo anterior derrumba los argumentos de una frágil democracia que hoy sostiene al partido político en el gobierno. Es ya una cruda verdad que las llamadas encuestas en Morena son una desparpajada desfachatez, donde todo se simula en función del personaje que es el elegido por el mandatario presidencial.

Vaya desgracia la que nos espera en México donde la voluntad presidencial ignora y evade todos los hechos que hoy convierten a su partido Morena en una fiel muestra de cómo convertir en poco tiempo a un movimiento, en una descarada autocracia plagada de mucha simulación.

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