Ser columnista y/o periodista de opinión es un privilegio que los demás deben valorar, hoy en día las sociedades están carentes de accesos a mejor sistema educativo, mejor sistema de salud pública, un sistema que permita mayores oportunidades y visibilidad para la gente joven. Ser columnista de opinión tiene como misión crear consciencia colectiva de determinado suceso que se tiene, es común ahora que en redes sociales o en las calles vociferen diferentes sectores críticos pero sin propuestas.
Latinoamérica ha vivido una transición democrática importante en los últimos 40 años, restablecimientos importantes del orden democrático post conflicto, debe ser un ejemplo para poder conocer la historia desde ese ángulo y poder así transmitir a las nuevas generaciones la importancia de promover, preservar y animar a la generación de opinión pública, eso sí, una opinión pública sin confrontar ni difamar sino que publicada con objetividad sin politizaciones, con ánimos de mejorar la política, economía, la cultura, lo educativo, lo social.
Una interpretación sincera de la democracia obliga a la más estricta tolerancia con el criterio ajeno. No debe verse jamás en el crítico, un adversario sino más bien un amigo interesado que habla con recta y sana intención y dice con claridad los errores y defectos que los palaciegos y cortesanos callan, porque la acción de ellos no responde a ningún interés superior sino más bien al torrente de ambiciones y apetitos que lo impulsa a vivir siempre genuflexo y siempre en actitud de aprobación aun frente a aquellas cosas que no pueden juzgarse sino como errores.
Nunca un pueblo recibe una lección tan alta de civismo como cuando los hombres de mandos, accesibles a la crítica popular, se deciden a hacer grandes correcciones. Esa consecuencia con la opinión pública, esa permeabilidad para la crítica, determinan el verdadero sentido democrático sin equívocos ni falseamientos. No basta con la proclama constante de que existe libertad, hay que darle un sentido más vigoroso al concepto mostrándose atento a los reclamos de opinión, atendiendo sus demandas, rectificando los errores que ella señala.
El periodismo de opinión constituye una importancia ineludible para el funcionamiento de un Estado, es la rama del periodismo por medio de la cual la opinión del ciudadano que trabaja diariamente por vivir, se mueve, se hace sentir. La democracia tiene muchos elementos, pero uno que de verdad es destacado es la libertad de expresión muchas veces burlada en países Latinoamericanos, por ser incómoda a gobernantes de turno.
La crítica constructiva es sana, el primer mundo lo pudo entender desde hace décadas, Latinoamérica debe de ir al encuentro de un verdadero respeto y aceptación de la opinión pública, de los columnistas que hacen la opinión pública en la variedad de temáticas que la sociedad exige.
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