GINEBRA, Suiza, 8 de mayo de 2015 (ACNUR) – Desde el fin de la guerra civil en 2005, Burundi ha sido testigo de algunos de los avances más prometedores de la historia reciente en materia de refugiados en África. Se han alcanzado soluciones al sufrimiento de muchos miles de antiguos desplazados durante la década posterior al conflicto. Entre ellas, se encuentra uno de los programas de retorno voluntario de refugiados más completos y exitosos del mundo, en el que ACNUR ha ayudado a Burundi en el retorno de casi medio millón de personas.
La vecina Tanzania se encontraba entre los países que acogieron al mayor número de refugiados burundeses que habían huido de la violencia en 1972. En los últimos años, este país ha ofrecido la nacionalidad a unos 200.000 de estos refugiados burundeses y sus descendientes, convirtiéndose en el Estado de acogida que más refugiados ha integrado, según ACNUR. Varios miles más han podido ser reasentados en otros países, entre ellos, más de 8.000 en Estados Unidos.
Sin embargo, desde el estallido de violencia preelectoral a mediados de abril, han surgido indicios alarmantes que señalan que todos estos avances podrían perderse. Durante las últimas semanas, más de 50.000 burundeses han huido a los países vecinos de Ruanda, Tanzania y la República Democrática del Congo (RDC).
Muchos de ellos han entrado en Ruanda (25.004), aunque durante la semana pasada ACNUR también ha sido testigo de un fuerte aumento en la llegada de solicitantes de asilo en Tanzania (17.696) tras la supresión de las restricciones de entrada. Además, más de 8.000 personas han cruzado a la provincia de Kivu Sur, en la República Democrática del Congo. En todos estos casos, la mayoría son mujeres y niños, con un número elevado de menores no acompañados.
En Bujumbura, la capital de Burundi, desde el lunes se han reanudado las protestas y llegan informes diarios de incidentes violentos. Los disturbios también se han extendido a las provincias. En Ruanda, los recién llegados han explicado que huyen de Burundi debido al acoso e intimidación de las juventudes militantes del partido Imbonerakure, que pintan marcas rojas en las casas de las personas que se convierten en su objetivo.
Algunos decidieron irse como medida de precaución, al haber padecido ciclos de violencia previos. También habría personas que estarían vendiendo sus propiedades antes de abandonar el país -lo que probablemente indica que anticipan una situación de inseguridad prolongada.
Muchos de los recién llegados provienen de las provincias de Ngozi y Muyinga, en el norte de Burundi. Sin embargo, esta semana ha llegado gente procedente de zonas urbanas, entre ellos, grupos de estudiantes de instituto y universitarios. En colaboración con el gobierno de Ruanda, ACNUR está trasladando a estas personas al nuevo campo de refugiados de Mahama, con capacidad para acoger a un máximo de 60.000 personas.
Mucha gente ha experimentado dificultades mientras intentaban salir de Burundi. Varias mujeres han denunciado amenazas de violaciones por parte de hombres armados y han tenido pagar sobornos en los controles de carreteras para poder continuar su camino. Algunas han tenido que caminar durante horas por la maleza con sus hijos.
En la República Democrática del Congo, 7.661 burundeses se han registrado hasta ahora como refugiados. Los recién llegados están siendo acogidos por familias locales, pero el incremento de las llegadas está ejerciendo una importante presión sobre la ayuda disponible. ACNUR está apoyando a unos 500 refugiados en situación vulnerable en un centro de tránsito en Kavimvira y en otro en Sange. ACNUR sigue trabajando para identificar un espacio al que poder trasladar a todos los refugiados y desde el cual tengan acceso a instalaciones como escuelas, centros de salud y la seguridad apropiada.
En Tanzania, se ha registrado a casi 4.000 personas, pero más de 13.000 siguen esperando para realizar el proceso de inscripción. Se estima que 10.000 burundeses han llegado a la isla de Kagunga en el Lago Tanganica. ACNUR ha empezado a trasladarlos con la ayuda de un antiguo ferri que tiene una capacidad máxima de 600 personas. Se está transportando a todos los solicitantes de asilo de los pueblos y las islas al campo de refugiados de Nyarugusu, donde recibirán una parcela de tierra en la cual pueden construir un refugio y cultivar hortalizas.
ACNUR hace un llamamiento a las autoridades de Burundi para que permitan que la gente sedesplace con libertad. Asimismo, es fundamental que las fronteras permanezcan abiertas y, en este sentido, la Agencia de la ONU para los Refugiados agradece el compromiso de los países vecinos y el apoyo que las comunidades de acogida están ofreciendo a los refugiados.
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