Trump no pensó que, aunque sea presidente, debe respetar al Congreso y al poder judicial.
O eso es lo que parece, si se analiza lo que dicen las cortes de apelaciones norteamericanas que ratifican el bloqueo al veto migratorio de Donald Trump.
No pasó algo similar con Obama en sus dos mandatos presidenciales en un periodo de ocho años. Ni con los anteriores inquilinos de la Casa Blanca. Es totalmente absurdo limitar el derecho a viajar a Estados Unidos de musulmanes de seis países del mundo, porque exista el terrorismo islamista.
En Europa una medida semejante no se le ha ocurrido a ningún Jefe de Estado, ya que roza lo esperpéntico. Es como matar moscas a cañonazos. Se entiende perfectamente que la corte de apelaciones de San Francisco diga: “Concluimos que el presidente al emitir la orden ejecutiva sobrepasó el alcance del poder que le otorgó el Congreso”. En efecto, en la lucha contra el terrorismo se deben tomar medidas, pero proporcionadas y de acuerdo a derecho.
En este sentido, en España somos modelo, ya que las fuerzas de seguridad controlan y vigilan respetando los derechos de todos y sin discriminar a los musulmanes. En los aeropuertos españoles existen unos controles de viajeros y de maletas que son muy eficientes, sin avasallar ni molestar a los turistas. Porque los derechos individuales son muy importantes.
Además, por si fuera poco, a Trump le llueven los problemas, ya que dos fiscales le demandan por recibir dinero de gobiernos extranjeros. Aunque la Casa Blanca afirma que existe una motivación política en la denuncia, pero esto hay que demostrarlo no es suficiente con decirlo. Me parece bien que, si es adecuado y pertinente, se inicie una investigación que deje las cosas claras.
Y si es cierto que las actividades empresariales de Donald Trump interfieren ilegalmente en el ejercicio de su poder como presidente, el poder judicial tendrá que intervenir para a través de una investigación depurar posibles responsabilidades. En caso de ser aceptado este caso de presunta violación del juramento a la Constitución estadounidense. Está claro que los acusadores o demandantes solicitarán a los jueces copias de la declaración de la renta del presidente.
Todos estos problemas, a los que se pueden añadir más, ponen de manifiesto que Trump parece que pensó que gobernar el país más poderoso del mundo era como dirigir sus empresas y no lo es. Y la prueba es lo que está ocurriendo dese que asumió el poder.
La autoridad que ejerce es muy grande, pero no ilimitada. Obama o Clinton lo tenían presente. Trump da a entender que no, si se piensa en su estilo de gobierno.
Los asesores tenían que haberle informado de los riesgos que corría con decisiones prepotentes y exageradas que iban contra los más elementales principios del derecho y la justicia.
Y si lo hicieron y el presidente no quiso hacer caso y ser prudente y respetuoso con la justicia y el Congreso, las consecuencias las puede empezar a pagar pronto. Que su hija Ivanka hable de la perversidad política contra su padre se entiende. Aunque se puede pensar que se lo ha ganado a pulso.También Obama fue criticado por la oposición republicana, la prensa y los medios en algunos temas. Es algo inevitable en el ámbito político.
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