El escritor argentino Marcelo Rubio (Argentina, 1966) lanzó su segunda novela El Cristo roto (2019) bajo la casa editorial También el Caracol, que se presentó en la FED o Feria de Editores el pasado dos de agosto. Una novela ambientada en un pueblo perdido entre intrigas y contradicciones, que emanan los chismes de barrio. Develando el poderío que ha dejado el uso de las simbologías en la cultura occidental, que genera formas de pensar similares. En esa línea, un reparador de imágenes llega a un pueblo para reparar la imagen de un Cristo que suele ser adorado en Europa, y deberá producir un milagro en el pueblo perdido.
El sacerdote como el curador de imágenes se vinculan para una estafa. Una extraña mujer tiene una fuerte presencia en la historia. Entre mitología griega, religión y pequeñas mafias se condimenta esta narración. Narración en la que Rubio insiste en ese encantador retorno al realismo mágico, que tuvo gran auge en la mitad del siglo XX. Presentando acontecimientos de sujetos perdidos entre la magia y la razón en esa lucha permanente de que la esperanza se mantenga en esas rendijas de amor. En esa Latinoamérica y el mundo de seres humanos “lunáticos,” que luchan a diario entre el triunfo y la derrota ocasionados por los campos políticos, sociales, culturales, y económicos. O en palabras del máximo representante de este género de novela, Gabriel García Márquez, para quien la primera condición del realismo mágico, como su nombre lo indica, es que sea un hecho rigurosamente cierto que, sin embargo, parece fantástico. De esa manera los protagonistas de El Cristo roto, presentaran sucesos fantasiosos que rompen el hilo entre la fantasía y la realidad que transcienden con las barreras del tiempo.
Un juego entre la realidad, la fantasía, el sueño, el humor, entre otros, hacen que el escritor realista Marcelo Rubio evidencie hechos y costumbres contemporáneas que muestran las posturas psicologías y sociales de los seres humanos en un contexto determinado. Es decir, que es un poseedor de un estilo que manifiesta su fantasía y crítica social, plasmada en diálogos cotidianos.
Finalmente, el escritor que es hijo de esa Latinoamérica sacudida por himnos de violencia, corrupción, y sendas de esperanza. Establece su historia en ese marco, desde una novela breve, humorística y cautivadora, que ofrece al lector la posibilidad de un juego permanente entre el tiempo y el espacio, creando un final incierto como los distintos escenarios de la vida. Además el realismo mágico nació en Colombia, recorrió Latinoamérica y se instauro en el planeta. En donde cada país tiene una forma particular de contarlo, y cada escritor presenta fragmentos de fantasía, soledad, tragedia, humor, entre otros, en la realidad cotidiana este el caso del encantador Marcelo Rubio.
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