La última temporada de la serie “Castle”, emitida por Cuatro, logró un 7,7% de cuota de pantalla y 1.546.000 espectadores, convirtiéndose en la segunda mejor entrega de la serie. La esperada boda entre Castle y Beckett, también anotó su mejor share, un 10,3%.
La cadena estadounidense ABC estrenó esta serie policíaca que protagoniza Richard Castle (Nathan Fillion). En ella, el famoso escritor de best-sellers ha perdido la inspiración tras asesinar al protagonista de sus novelas policíacas. Pero, al aparecer un asesino en serie que imita los casos descritos en sus libros, empieza a colaborar con la inspectora de policía Kate Beckett (Stana Katic) en quien encuentra una fuente de inspiración.
“Castle” aporta una versión diferente a las series policíacas ya consolidadas como “C.S.I.”, “El mentalista” o “Bones”. Se trata de un escritor de libros de éxito sobre asesinatos. Su protagonista adopta más de un rasgo diferencial de la escritora-detective de los años 80, Jessica Fletcher. No faltan los ingredientes de estas series; sexo explícito, pasión incontrolada, vocabulario soez, violencia, infidelidad conyugal y críticas a la religión.
Los hechizos de Castle, divorciado dos veces y padre de una adolescente de 15 años, chocan con el carácter profesional de la inspectora Beckett, que no está dispuesta a caer ante los encantos del escritor. La relación entre la detective y el escritor es el punto fuerte de la serie. En el último capítulo aparece el enlace matrimonial.
Otros personajes importantes en la trama son Martha Rodgers y Alexis Castle, madre e hija de Richard. Son dos personajes opuestos: Martha es una aspirante a actriz que nunca llegó a la fama, ignorante e irresponsable, mientras que Alexis es una adolescente con todo el sentido común que le falta a su abuela y a su padre. Éste, consciente de ello, le pide ayuda de vez en cuando para cerrar los casos que se encuentran sin resolver.
El acierto de la serie radica en que las tramas del guión se plantean con sencillez. No se buscan grandes historias en la narración, sino entretenimiento. El plato fuerte lo componen, junto con el carácter del protagonista, unos diálogos simples pero eficaces y divertidos. También ayuda el dominio de la técnica audiovisual con la que los americanos revisten sus series (Fuente: Telespectadores Asociados).
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