El 12 de octubre (2019) tomó posesión del cargo el nuevo Comandante de la Policía Nacional del Paraguay, el comisario general inspector Francisco Resquín Chamorro y el nuevo Subcomandante, comisario general inspector Luis Ignacio Arias Navarro (quien sustituye a Eladio Sanabria Morán).
En la actualidad, la conducta pererĩ del Presidente Mario Abdo Benítez en los dos pilares de gestión pública: fortalecimiento de la política exterior del Paraguay y asegurar el apoyo tecnológico-táctico-político para las fuerzas de la Policía Nacional, demuestra claramente la falta de visión de largo plazo por parte del Jefe de Estado. La poca transcendencia y pésimo liderazgo del Presidente Paraguayo en los asuntos de Política Exterior que consiste en el cierre de la Embajada Paraguaya en Jerusalén y su incapacidad de realizar su primera visita oficial a Turquía (de tal manera deshonrando su acuerdo con el Presidente Recep Tayyip Erdoğan del Diciembre, 2018 en Asunción), son algunos momentos que ilustran la falta de seriedad y liderazgo por parte de Mario Abdo Benítez.
En cuanto al uso de las Fuerzas Armadas en la seguridad interna, el gobierno de Abdo Benítez (Marito) no deja de sorprender a la comunidad internacional. Marito está realizando un experimento sin precedentes en la región, pretende enmendar la Constitución para que los militares salgan a realizar trabajos de Seguridad Interna y no tiene la voluntad de fortalecer la postura de la Policía Nacional.
Actualmente la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de la Nación (FF.AA.) tienen roles diferentes bien definidas en la Constitución Nacional. Por ende la Policía Nacional es la encargada exclusiva en mantener la Seguridad Interna del país y las FF. AA. son encargados para custodiar las fronteras del territorio nacional y también velar por las autoridades legítimamente constituidas.
El empleo de las FF.AA. ha sido un rotundo fracaso en la lucha contra el grupo guerrillero EPP.; un grupo guerrillero muy pequeño integrado por 40 personas y para combatir al EPP el Estado asigna un presupuesto anual de cerca de US$20 millones por año; y si este recurso se invirtiera en la Policía Nacional, se produciría un cambio radical en los resultados tan anhelados; no sólo en la lucha contra los grupos insurgentes sino también contra el crimen organizado.
El 80 por ciento del actual presupuesto de la Policía Nacional es solamente destinado para cubrir salarios y el resto es para cubrir gastos corrientes; el presupuesto de la Policía Nacional quedó estancado hace 5 años y con éste reinante déficit no se pueden hacer milagros.
Sacar a los Militares por las calles al estilo peichante – paraguayo es muy complicado, esta decisión avivaría una práctica de represión utilizada como mecanismo para controlar la evolución y consolidación de la democracia.
El único aporte contundente en la lucha contra el crimen organizado, es brindar más recursos económicos, acelerar el entrenamiento de recursos humanos en la Policía Nacional.
El actuar del Presidente Paraguayo se requiere de manera urgente para darle los recursos necesarios a la Policía Nacional, ordenar la compra de equipos bélicos y pedir al Ministerio de Hacienda para incluir en el próximo presupuesto general de la nación la compra de diez nuevos helicópteros Sikorsky CH-53E Super Stallion; estos son los únicos pasos que afianzarían el rol del estado en su gestión de seguridad interna, así mismo la imagen internacional del Paraguay tendrá mejor posicionamiento.
En la misma manera el Presidente Abdo Benítez Marito tiene que mantener un diálogo fluido con el Poder Legislativo, en particular con el Senado de la Nación, a modo de aclarar las intenciones presupuestarias y de gestión del Poder Ejecutivo.
La lucha contra el crimen organizado transnacional y el narcotráfico requiere un presidente rodeado por expertos idóneos paraguayos y no por el típico equipo de karruaje memete.
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