Alfonso Aguiló es Ingeniero de Caminos, profesor, director del colegio Tajamar de Madrid, fundador del colegio Arenales, escritor… Y acaba de ser nombrado presidente de la Confederación de Centros de Enseñanza (CECE). Es uno de los grandes defensores de la educación en aulas separadas de niños y niñas y de la libertad de elección de los padres para escoger el modelo educativo que quieren para sus hijos. Resumo una reciente entrevista:
“La enseñanza te ayuda a descubrir a cada persona y a tener ilusión por que cada uno saque el mayor partido posible a sus talentos. También se aprende que la enseñanza no es conseguir que la gente piense como tú, sino que cada uno adquiera autonomía y encuentre su propio camino.
La vena de escritor la descubrí muy pronto. En el año 1990 escribí mis primeras experiencias en la enseñanza. Me dijeron que no era útil lo que había escrito, porque era muy general, pero también me comentaron que tenía capacidad para hacerlo. Mi amigo me dijo que escribiera un título que tenía pendiente de una colección de educación y así empecé. Mis primeros libros son del año 90 y 92 y se siguen reeditando y traduciendo.
En España elige Religión el 65% de los padres que llevan a sus hijos a colegios públicos, unas cifras altísimas. Hay una conciencia clara en la gente de que la educación religiosa es muy positiva para la formación.
Las ventajas de la educación diferenciada son: resultados académicos muy buenos y resultados en igualdad excelentes porque se amortigua la brecha de género. En este país se ha pensado que se acababa con ella juntando a chicos y chicas en la misma clase, pero hay muchas dinámicas en el aula que arraigan estos estereotipos.
Cualquier propuesta de innovación tecnológica tiene que ir precedida de una renovación educativa. Hay que aprovecharse de las ventajas que ofrece para innovar en el aula, pero sigo pensando que el contacto humano entre el profesor y el alumno seguirá siendo la clave en la educación del futuro. No hay que ponerse a la defensiva con la tecnología, sino saber integrarla en nuestra vida porque el mundo de hoy está absolutamente inmerso en la tecnología.
La revolución tecnológica va a cambiarla un poco. Hay que ayudar a las personas a obtener el conocimiento poniendo el acento en aprender a buscarlo, a tener un sentido crítico”.
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