La presidenta Michelle Bachelet defendió el proceso de reformas que impulsa su gobierno durante su breve visita a Uruguay, y aseguró que las transformaciones que busca instalar durante su administración no son solo una idea suya, sino que forman parte de un “acuerdo nacional” de todo el país.
Durante la clase magistral que dictó en la Universidad La República de Uruguay este viernes, a la cual asistió acompañada del jefe de estado de ese país, José Mujica, la mandataria explicó que “el proceso que hemos iniciado en Chile no es sólo una idea mía, ni del conjunto de personas que votaron por mí: es un acuerdo nacional”.
“Porque, si bien hay diferencias sobre los mecanismos más idóneos para llevar a cabo las transformaciones, nadie en Chile niega la necesidad de cambios”, enfatizó.
Asimismo, Bachelet destacó ante los alumnos, docentes y directivos de la casa de estudio presentes en la charla que todas las reformas se realizarán “dialogando con todos los sectores, y cuidando la gobernabilidad y el crecimiento económico”.
En el discurso, titulado “Reformas estructurales para una sociedad más inclusiva”, Bachelet detalló que los cambios en educación, la reforma tributaria y la nueva Constitución son necesarios para abordar el desafío del país de llegar al desarrollo.
En esa línea, indicó que esas transformaciones apuntan a lograr “un crecimiento armónico, sustentable e equitativo del país, donde todos reciban una retribución justa del progreso al que contribuyen”.
“Nuestra apuesta es que, en el mediano plazo, la reforma educacional asegurará ciudadanos más informados, promoverá la movilidad social, la equidad y la inclusión y permitirá que el crecimiento de Chile no sólo dependa de sus materias primas, sino también del talento de su gente”, explicó.
Además, Bachelet dijo que la prioridad de su Gobierno es avanzar hacia una mayor equidad, ya que “la desigualdad que hay en Chile afecta nuestra cohesión social y nuestras perspectivas de desarrollo económico, hiere nuestra convivencia y merma el alcance de nuestra democracia”.
“En torno al año 2020, Chile alcanzará un ingreso per cápita similar al de las economías desarrolladas, pero no seremos un país realmente desarrollado si permanecemos entre los que encabezan el ranking de aquellos con peor distribución de ingreso”, sostuvo.
Finalmente, destacó los logros de Chile en cuanto a la reducción de la pobreza, mayor democratización, estabilidad económica y solidez institucional, pero se refirió también a los desafíos pendientes.
“Por un lado, enfrentar la desigualdad, entendida como disparidad de oportunidades, como brechas de acceso o como discriminaciones e injusticias entre ciudadanos. Por otro, asegurar mayores niveles de participación ciudadana en las decisiones clave”, concluyó.
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