Por Eduardo Szklarz
Fuerzas navales de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Ururguay fortalecieron recientemente su capacidad operativa conjunta en el ejercicio fluvial combinado ACRUX VII en la hidrovía Paraná-Paraguay, del 31 de agosto al 3 de septiembre.
“En total, cerca de 1.000 efectivos militares participaron de esta séptima edición de ACRUX”, informó el Capitán de Corbeta Miguel Nasser Salum, director de Comunicaciones de la Armada Paraguaya, que organizó el ejercicio. “El objetivo principal fue la interacción entre todas las fuerzas navales involucradas a fin de garantizar la seguridad de navegación en la hidrovía, que es de suma importancia para el desarrollo económico de los países que la utilizan”.
Durante el ejercicio, cuatro barcos y un avión de Brasil, dos barcos de Argentina, tres de Paraguay, uno de Uruguay y dos de Bolivia realizaron maniobras en el área entre los municipios de Ladário y Porto Murtinho —ambos en el estado brasilero de Mato Grosso do Sul— y en Asunción, Paraguay.
“Se trata de uno de los mayores entrenamientos navales realizados en América del Sur en 2015”, manifestó el Contralmirante Flávio Augusto Viana Rocha, director del Centro de Comunicación Social de la Marina de Brasil. “A lo largo del ejercicio se realizaron acciones de control de tráfico fluvial, asalto ribereño, operaciones especiales, protección para el avance de fuerza de tarea ribereña, defensa de base de combate, y comunicaciones visuales”.
Narcotráfico fluvial
No ha sido casualidad que las diversas maniobras navales se realizaran en la hidrovía Paraná-Paraguay, un corredor que las organizaciones criminales transnacionales utilizan para transportar drogas. De allí la importancia del ejercicio ACRUX VII en la lucha contra el narcotráfico fluvial.
“El ejercicio contempló el control del tráfico fluvial y operaciones para evitar delitos transnacionales y el tráfico ilegal de mercadería y drogas”, explicó el Capitán de Corbeta Salum.
“Hay mucho tráfico de drogas por toda la zona de la hidrovía”, señaló Juan Belikow, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en Argentina. “El apoyo logístico prestado por las Fuerzas Armadas a las fuerzas de seguridad en temas de seguridad interna, especialmente el narcotráfico, hace que el entrenamiento conjunto sea muy importante”.
Las Fuerzas Armadas y otras fuerzas de seguridad están entrenándose para combatir a los grupos del crimen organizado que habitualmente utilizan los ríos de la región para transportar grandes cantidades de narcóticos, a menudo ocultando las drogas dentro de cargamentos de arena, madera y fruta. En ocasiones también los traficantes enganchan una especie de torpedo que contiene drogas en el casco del barco, soldándolo con un cable de acero, una técnica que permite a los traficantes el contrabando de la droga sin conocimiento de la tripulación.
“Eso elimina el nerviosismo y otros comportamientos anormales de la tripulación que permitirían su detección por parte de las autoridades. Cuando el barco llega a destino, los traficantes desenganchan el torpedo. Si esto ocurre en el Caribe, no tenemos por qué no pensar que puede suceder también aquí en Sudamérica”.
Además de operaciones de interdicción de drogas, el ejercicio ACRUX también ofrece entrenamiento a los militares en rescate de embarcaciones secuestradas por grupos criminales.
“Cuando existe un fuerte control de las autoridades en tierra, los traficantes invaden un barco, toman a los tripulantes de rehenes y cargan la droga a bordo. Siguen por la vía fluvial hasta pasar por el área controlada, cuando entonces vuelven a descargar la droga y continúan por tierra. Por eso es importante tener protocolos para detectar si los barcos han sido secuestrados”.
Bolivia debuta en ACRUX
Esta fue la primera vez que la Armada de Bolivia participó del ejercicio fluvial conjunto con sus vecinos sudamericanos. El país movilizó un contingente de 38 militares —18 infantes de Marina y 20 tripulantes de las Unidades de Superficie, incluidos oficiales y suboficiales— y utilizó las embarcaciones LP 501 “Santa Cruz de la Sierra” y TM 529 “Del Plata”. Los barcos bolivianos zarparon de la Base Naval Tamarinero, en el departamento de Santa Cruz, para unirse a los efectivos de los demás países en la hidrovía hasta la ciudad portuaria brasilera de Murtinho.
Allí, la operación procuró “planear y ejecutar operaciones fluviales combinadas entre las unidades de las fuerzas navales participantes, a fin de promover la interoperabilidad y elevar el nivel de adiestramiento de los efectivos”, afirmó la Armada boliviana, destacando que los marinos también recibieron entrenamiento en tareas de preservación del medio ambiente y ayuda humanitaria durante desastres naturales.
“Es muy importante que Bolivia se haya sumado al ejercicio, dado que es un actor clave en cuestiones que preocupan a la región, como el narcotráfico”, señaló Belikow. “Las inundaciones y desbordes de los ríos también se han intensificado en los últimos años y afectan a todos los países a lo largo de la costa. Por eso, ejercitarse en ese campo es muy importante”.
Sobre todo, el ejercicio ACRUX sirvió para fortalecer la camaradería entre las Fuerzas Armadas de la región. El ejercicio es “un excelente instrumento para el fortalecimiento de las relaciones de amistad y cooperación entre los países participantes, promoviendo las medidas de seguridad mutua”, según el proyecto del ley del Gobierno de Uruguay que autorizó la participación de la Armada Nacional de Uruguay en el operativo.
* Marta Escurra contribuyó a este artículo desde Asunción, Paraguay.
Foto: (Por Marina de Brasil) El ejercicio ACRUX VII contó con cuatro barcos y una aeronave de Brasil, dos barcos de Argentina, tres de Paraguay, uno de Uruguay y dos de Bolivia.
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