Miles de residentes huyeron el viernes de Chibok, pueblo del estado nigeriano nororiental de Borno, al tiempo que Boko Haram, una secta proscripta que ha probado ser una gran amenaza para la seguridad en el país de África Occidental, desataba la violencia en el área.
El pueblo de Chibok, ubicado en la parte sureña del estado de Borno, es el lugar donde fueron raptadas más de 200 niñas, que siete meses atrás fueron escamoteadas de los dormitorios de su escuela por el grupo terrorista. Los residentes dijeron que el grupo armado tomó por asalto Chibok, al anochecer del jueves y abrió fuego contra la gente local.
De acuerdo con Simeon Bala, un residente que fue testigo del hecho, los insurgentes arrasaron muchas casas, forzando con ello a los residentes a huir hacia los arbustos circundantes. Ali Ndume, un legislador nacional que representa el sur de Borno, también confirmó los acontecimientos y exhortó a reforzar a las agencias de seguridad locales, para que éstas puedan acudir en ayuda de la desventurada gente de Chibok.
Él dijo que los insurgentes atacaron el pueblo apenas una hora después de que las tropas nigerianas, que patrullaban la zona, se hubieran retirado del área. Pero una fuente de seguridad desmintió esta aseveración, diciendo que “las tropas solo fueron desplegadas a otra área de operaciones”.
La fuente de seguridad aseguró que los militares estaban listos para reconquistar el área de manos de los desenfrenados insurgentes. El pasado martes, el presidente nigeriano Goodluck Jonathan volvió a declarar su compromiso de poner fin a la insurgencia de Boko Haram, que ha llevado a cabo centenares de ataques en el país de África Oriental desde el 2009.
Haciendo notar que la insurgencia evidentemente ha instalado una nube oscura sobre la nación africana, Jonathan prometió ganar la guerra contra el terrorismo y dijo que el gobierno ha equipado a las fuerzas armadas y desplegado tropas especiales para hacer frente a los terroristas.
De acuerdo con él, para asegurar la estabilidad de largo plazo y el desarrollo de las áreas afectadas, el gobierno ha lanzado tres programas a fin de mejorar la infraestructura y el crecimiento económico en la atribulada región nororiental, creando un ambiente seguro para alentar a los residentes de las comunidades a acceder a la educación y para fortalecer y rehabilitar a las víctimas del terrorismo.
Miles de personas, incluyendo mujeres y niños, han sido muertas en los cinco años de insurgencia de Boko Haram en Nigeria.
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