El excesivo uso de los antibióticos en China es tremendamente negativo. Que se utilicen de forma abusiva y desproporcionada estos medicamentos para engordar cerdos y que también se empleen en las piscifactorías chinas no es algo que no tenga consecuencias en la salud de la población.
De lo que se trata es de que las autoridades de este país tomen nota de las advertencias de la Organización Mundial de la Salud y tomen decisiones para que esto no siga sucediendo. Se están vertiendo miles y miles de toneladas de residuos tóxicos que proceden de los antibióticos en terrenos y ríos chinos.
Ciertamente, la existencia de numerosas clínicas en China que recetan antibióticos sin ser necesarios simplemente para seguir las indicaciones de algunas empresas farmacéuticas, que parecen querer vender lo más posible, sin importarles las consecuencias es, en mi opinión, algo a corregir.
Y a esto se une que una considerable parte de los ciudadanos chinos está acostumbrada a usar antibióticos para cualquier dolencia, aunque no sea lo indicado médicamente. Esto produce que se pierda eficacia en muchos tratamientos.
El dato de que en Shangai hayan antibióticos en la orina del 80 por ciento de los menores en pruebas o análisis que se realizaron en varios colegios considero que es preocupante. Y que el promedio de consumo de este tipo de medicamentos sea de 138 gramos por persona y año en China es la expresión de un consumo masivo que supera 10 veces lo que consume un ciudadano norteamericano, lo que ya es claramente alarmante y significativo.
No es de extrañar que en el futuro China, que ya es un país superpoblado con alrededor de 1300 millones de habitantes, se vea afectado por numerosas muertes causadas directamente por la ingesta masiva y excesiva de antibióticos a lo largo de décadas. Puesto que surgen bacterias resistentes que pueden causar el fallecimiento por una simple gripe o por otra enfermedad.
Estimo que las autoridades chinas o bien cambian la legislación para impedir este tipo de situaciones o hacen que se cumplan normas coherentes y que sigan las indicaciones de la OMS para evitar que suceda una catástrofe en los próximos años.
Además, si en el año 2050 las previsiones nos dicen que morirán unos diez millones de personas por la resistencia a los antibióticos, un millón serán chinos, según los cálculos realizados. Y esto no se lo puede permitir ningún estado y tampoco la humanidad. Es, por tanto, un problema global que afecta a la mayor parte de los países, pero en algunos es especialmente grave. Sobre todo en los desarrollados y en los que tienen más población.
Si las cosas siguen igual en China habrá cada vez más nacimientos de supermicrobios que suponen una terrible amenaza para la vida de las personas. Esperemos que el conocimiento por parte de los ciudadanos de esta problemática haga que los gobiernos reaccionen y controlen de mejor manera esta situación.
En China entre el alto nivel de polución atmosférica en Pekín y en otras ciudades y lo ya expuesto acerca de la excesiva utilización de antibióticos está claro que deben tomarse numerosas medidas para garantizar el derecho a la salud de todos los chinos.
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