La publicidad nativa se apoya en contenidos patrocinados, pero publicados en una página que, por el contenido que publica, da valor al mensaje que se está patrocinando. De esta manera si estamos patrocinando contenidos sobre una marca de alimentación buscaremos un medio especializado en gastronomía. Por otro lado la publicidad nativa es una táctica de la estrategia de marketing de contenido y está estrechamente relacionada con el objetivo de generar ventas.
Hemos sido testigos del auge de la publicidad nativa, una nueva forma de comunicación comercial menos disruptiva para el usuario y, por lo tanto, mejor aceptada.
Y esta apuesta está más que justificada sobre todo teniendo en cuenta que según un estudio elaborado por INMA y Native Advertising Institute (NAI), este tipo de publicidad representará un 25% de los ingresos de los medios en 2018.
Sin embargo, y a pesar de su masiva aceptación por parte de los medios, las características de la publicidad nativa han levantado cierta polémica en los últimos años debido a su intencionalidad de pasar desapercibida, de ocultarse entre el contenido en el que se inserta, muchos han alzado la voz reivindicando una indicación clara al consumidor de que se trata de un contenido de pago con el fin de evitar la confusión.
Unas críticas que tuvieron respuesta por parte de la Federal Trade Commission con el lanzamiento de unas pautas a seguir por los anunciantes.
Así, el estudio muestra también que el 48% de las compañías encuestadas ya cuentan con publicidad nativa mientras que un 39% asegura que la añadirá a su oferta publicitaria.
Otra de las polémicas se ha situado en torno a quién se encarga de escribir los contenidos de pago y parece que el debate sigue pendiente.
Las cifras reflejan que mientras el 42% de las compañías optan por sus propios equipos editoriales, un tercio de ellas cuentan con un departamento publicitario que se encarga de esta tarea y un cuarto departamento lo externalizan a las agencias.
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