En estos días se habla mucho de las ciudades innovadoras, pues para nadie es un secreto que la innovación como es el motor del desarrollo. Precisamente, es la creatividad en conjunto con el espíritu innovador la que brinda un nuevo valor a las ciudades del siglo XXI. Las ciudades desarrollan planes de marketing para promocionar su identidad, encantos y ventajas competitivas para la inversión. Logran desarrollar su Marca Ciudad y hasta llegan a competir con sus candidaturas para llevarse la sede de juegos deportivos importantes a nivel regional o global. Sobre esto profundiza Jorge Dell’ Oro, cuando destaca y analiza a la creatividad como el factor que brinda valor agregado a las ciudades.
El capital humano es la materia prima de las ciudades, este capital debe sentirse identificado y orgulloso de su ciudad para que tenga la pasión que se requiera en un proceso de transformación de ciudad. Es importante que la creatividad y la innovación vayan de la mano con el uso de las nuevas tecnologías porque en gran medida el progreso dependerá de que tanto podamos mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.
Dell’Oro señala que “Para lograr que la creatividad tenga una dimensión social personalista y se convierta en una proyección transformadora del propio individuo y de su realidad social, debe estar articulada con su cultura e identidad comunitaria. El abordaje desde la identidad y el quehacer cultural acrecienta su valor diferencial, a la vez que puede ser el motor que permita involucrar activamente a los habitantes en dicho proyecto. La cultura/identidad es una posibilidad de revalorizar el territorio ya que está estrechamente conectada con el espacio donde se asienta.”
Una manera de lograr que una ciudad sea atractiva para la inversión, el turista y los visitantes en general, es la inversión en infraestructura. Un buen ejemplo de construcción de infraestructura lo tenemos en los centros de convenciones que permitan considerar una ciudad como un buen lugar para un evento importante. No todas las ciudades cuentan con los recursos económicos para llevar a cabo estas transformaciones, pero sin duda tienen una cultura que puede potencializar y vender al mundo. Barcelona es un ejemplo de cómo los juegos olímpicos cambiaron una ciudad en 360 grados.
Hoy es más importante que nunca aplicar el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) si queremos tener ciudades modernas que puedan responder a desafíos y retos de estos tiempos.Siempre he mantenido que la ciudadanía reflexiona y exige en tiempo real, por lo cual debe recibir una respuesta en el mismo tiempo y esto solo se logra con procesos sistematizados, especialmente con políticas públicas que pongan al ciudadano en el centro.
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