La agencia Planilunio de Málaga ha diseñado esta campaña publicitaria para su cliente Dove. Si tuviéramos que hablar de consistencia en la comunicación, Dove es un ejemplo. Desde que en 2004 lanzara el eslogan “Por la belleza real”, la empresa se ha dedicado a diseñar campañas que incrementan la autoestima de las mujeres. El resultado es de gran éxito: se trata de una de las marcas mejor posicionadas en torno a esa idea.
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Pero ser consistente, aun siendo un primer paso, no basta para generar, empatía con nuestro público objetivo. Y Dove sí lo ha conseguido. Sus mensajes no buscan vender, sino conectar. Sus campañas no hablan de los atributos. Su táctica es: crear confianza en su público.
Un ejemplo lo tenemos en su más reciente trabajo “Legado”, en el que se lanza una pregunta interesante: ¿Los sentimientos hacia la belleza nacen o se transmiten? La investigación de Dove muestra que el 71% de las niñas se sienten presionadas para tener una apariencia hermosa, y reconocen la sensación agobiante de ser juzgadas por su aspecto físico desde temprana edad. A la vez, la compañía ha comprobado que las niñas se sienten menos presionadas y más libres cuando tienen un modelo positivo a seguir; y también, que las niñas tienen en su vida un promedio de tres mujeres que admiran, y más de la mitad identifican a su madre como el modelo número uno.
Con estos datos, la marca creó este nuevo spot publicitario con un claro objetivo: sensibilizar a las madres para que transmitan a sus hijas un legado de belleza positivo. Tanto las madres como las hijas que aquí aparecen, fueron invitadas a escribir un listado: lo que les gusta y no les gusta de su cuerpo. El resultado fue que la lista de las hijas era similar a la de sus madres, lo que demostraba la implícita sintonía de éstas con sus madres. La conclusión es que los sentimientos sobre la belleza y la autoestima se pueden transmitir.
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