Nadie debe estar abandonado a su suerte en la calle. Que haya dinero para el rescate bancario o que se regalen miles de millones de euros a los bancos que no llevaron bien sus cuentas y que no se atienda a las personas sin hogar que están viviendo en las calles es lamentable e intolerable.
Las decenas de miles de ciudadanos que no disponen de vivienda y tienen que malvivir durmiendo a la intemperie y pasando frío y calor y sin poder acceder a una vivienda digna están soportando una situación terrible. Y aunque es cierto que Cruz Roja y Cáritas ayudan a estas personas abandonadas por la sociedad, la labor y el esfuerzo principal corresponde al Estado. El poder ejecutivo de un estado de derecho no puede dejar sin atender estas necesidades de varias decenas de miles de sus ciudadanos Ya que es deber del mismo proteger a las personas que están viviendo sin unos recursos básicos: vivienda, comida, etc.
A esto se añade que en numerosas ocasiones los individuos que no disponen de vivienda están sin familiares o sin amigos que los ayuden. Con lo cual su situación es más sangrante todavía.
Y terminan en las calles por el paro o por no poder seguir pagando la hipoteca o el alquiler. Y todo esto tiene remedio o solución si las leyes o normas y los gobernantes destinaran los fondos realmente necesarios para dar rentas mínimas y viviendas dignas de bajo coste a los que las necesitan de forma urgente.
Y también considero que los poderes local, autonómico o central, según corresponda, deben tomar medidas efectivas para que estos ciudadanos además de llevar una vida digna no sean objeto de discriminación, criminalización y exclusión social.
Produce una inmensa tristeza ver a sujetos que tienen los mismos derechos humanos que cualquiera abandonados a su mala suerte en la calle. Además, parece que los servicios sociales de las ciudades tendrían que ser más eficaces y eficientes para ofrecer apoyo inmediato y viviendas y albergues. En ocasiones, unas condiciones demasiado restrictivas para ofrecer comida y techo mantienen las situaciones insostenibles de los que no disponen de hogar y esto es muy duro para los que sufren estas condiciones de vida.
Se han escrito documentos de cientos de páginas, por ejemplo en la Comunidad de Madrid para solucionar los gravísimos problemas que padece las personas sin techo.
Pero, por muy minuciosamente que se describan las situaciones de desamparo y abandono, lo más importante y prioritario es actuar de la forma más rápida y completa. La coordinación y una red de información y de ayuda integral a los más desfavorecidos es lo que hará que toda persona que acabe en la calle se vea de modo inmediato protegida.
Y habría que ir más allá. Es absolutamente necesario un plan nacional de prevención en el que cualquier ciudadano, justo antes de quedarse sin vivienda, pueda reclamar asistencia al Estado para no llegar al extremo de vivir bajo un puente, por decirlo de forma sencilla o coloquial.
También es indispensable, en mi opinión, favorecer la mediación familiar, potenciar la empleabilidad y posibilitar que miles de pisos vacíos pagando el Estado un alquiler razonable a sus propietarios puedan ser utilizados, con la autorización de los mismos, como vivienda por parte de los que no tienen hogar.
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