Existen personas verdaderamente brillantes y muy cualificadas dentro de su labor, pero sin embargo a la hora de mandar o dirigir un departamento o empresa se suelen perder de muy diversas maneras.
Entre las competencias de un buen jefe, conviene destacar las habilidades sociales para unas buenas relaciones personales con los trabajadores. Un trabajador obedece mucho mejor cuando su jefe le habla con educación y respeto; por ello conviene recordar que es muy importante no elevar nunca el tono de voz al hablarle y expresar el mensaje de forma clara sencilla y directa, sin demasiados dobleces, ya que de lo contrario la mente del trabajador de forma inconsciente desconecta automáticamente cuando se dan muchos rodeos.
Siempre es mucho más agradable cuando los mandatos van acompañados de palabras como “por favor y gracias”. La autoridad como jefe se gana con el respeto y lo más importante es que para saber mandar, primero hay que saber servir, esto es tan sencillo como que a la vez que ordenas algo, debes de dar ejemplo de ello, para que los demás se puedan mirar en tu espejo.
Hay personas que prefieren ganarse el respeto por la vía de la fuerza o el miedo y creen de verdad que lo consiguen, pero solo es algo momentáneo y que se puede volver en su contra, además de crear muy malos ambientes de trabajo.
Por otro lado siempre está la figura que todos denominamos como “trepa”, que es aquel trabajador que poco a poco se va ganando la aceptación de sus superiores, poniéndose medallas a costa de sus compañeros, hasta que logra llegar a la cumbre, pero es cuando al mirar atrás ve el espacio que fue creando entre él y los demás trabajadores, un abismo insalvable que jamás podrá recuperar, ya que ha utilizado toda clase de artimañas en contra de los demás, favoreciéndose siempre a sí mismo, ya que solo está bien lo que él hace, los demás siempre son unos incompetentes a los ojos de los superiores.
Pero el tiempo es el único juez y testigo de que tarde o temprano a todos nos pone en su sitio. El que sabe mandar es que ha aprendido a servir, actuando siempre desde un estado interior de autoconfianza total, que sabe dirigir con resolución y firmeza al mismo tiempo que sabe influir y motivar en lograr los objetivos comunes que benefician a todos.
Uno de muchos estudios en los últimos tiempos, pone de manifiesto que casi el 50% de los jefes faltan al respeto a sus colaboradores y además suelen ser prepotentes e incompetentes y ni escuchan ni apoyan a su equipo, incluso dando órdenes dispares, como un día una cosa y al siguiente otra distinta. Esto quiere decir que uno de cada dos directivos presentan una conducta reprobable, y lo más lamentable es que ni se dan por aludidos.
El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales afirma que aproximadamente el 50% del absentismo se produce por depresión y estrés laboral. La depresión es en la actualidad, una de las tres primeras causas de discapacidad en el mundo, pero según la (OMS) Organización Mundial de la Salud, estima que para el año 2030, se convertirá en la primera causa.
La mayoría de las bajas laborables se producen por malas relaciones en el trabajo, con lo cual todos los caminos nos llevan al mismo punto, que tener un buen ambiente es el factor más importante para favorecer el bienestar de los trabajadores, un buen rendimiento y llegar a cumplir todas las metas con buena resolución.
El jefe cobra más porque tiene una mayor responsabilidad y en ella está la de gestionar bien a su gente, lo que implica formar un buen clima de trabajo. Un buen director debe de tener tres características principales para saber gestionar, como son, inteligencia, comunicación y honestidad.
No debemos de olvidar que el buen ejemplo da siempre frutos.
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