Uno de los mayores sueños de quienes buscan escapar de los conflictos en Siria, además de encontrar un lugar seguro donde vivir, es hacer una nueva vida en Estados Unidos o Europa, pero las estrictas políticas inmigratorias y la gran competencia por lograr asilo allí convierten este sueño en uno difícil de cumplir.
Sin embargo, muchos están recurriendo a una inesperada alternativa: Latinoamérica, que por el momento ha dado asilo a más de seis mil sirios, y se espera que este número aumente considerablemente.
“Estuve pensando en Sudamérica”, dijo Mohammed, quien se refugió en Colombia tras escapar de Damasco hace un año. Según informó al Foreign Policy, al solicitar ser reconocido como refugiado, los oficiales de inmigración “hicieron pocas preguntas y todo fue fácil”. A los pocos meses, recibió su identificación y pasaporte colombianos, y ahora trabaja como modelo para diseñadores locales mientras persigue una carrera como cantante.
Latinoamérica ha sido una región que ha intercambiado inmigrantes a lo largo de su historia. Recibió a muchos españoles durante la Guerra Civil de 1936 y refugiados judíos durante la segunda guerra mundial. Durante la segunda mitad del siglo XX, las dictaduras militares de la región forzaron a muchas personas a huir a Europa, Estados Unidos y Canadá.
En los últimos años, varios países de Latinoamérica han hecho un esfuerzo consciente para brindar asistencia a los refugiados. Por ejemplo, Brasil, que cuenta con una considerable población proveniente de Siria y el Líbano, estableció en 2013 un programa de visas para quienes fueron afectados por el conflicto en Siria. Por ahora, ha dado 4.200 visas y ha aprobado 1.425 solicitudes de estado de refugiado.
Por otra parte, el gobierno de Colombia, aunque sólo ha dado refugio a 19 personas, aseguró en 2011 que dará asilo a todo sirio. Mientras tanto, Argentina ha recibido a 300 familias sirias en los últimos dos años.
En otro caso, Uruguay ha ofrecido reasentar a 120 sirios, quienes recibirían hogares, cuidados de salud, dinero y educación para niños y adultos. A través de un acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el ministro del Exterior, Luis Almagro, aceptó alojar a las familias con mayor cantidad de niños.
Según explicó Javier Miranda, director nacional de Derechos Humanos de Uruguay, se espera que este proyecto sirva como un primer paso para establecer una política de reubicación de refugiados en el país y para generar un “efecto contagio” que lleve a más países de la región a alojar y proteger a estas personas.
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