Por Emre Tunç Sakaoğlu
El reciente proceso electoral en la India abarcó más de cinco semanas y fue llevado a cabo en nueve rondas de elecciones en todo el país. Con una tasa de asistencia del 66%, más de 551 millones de personas votaron durante este tiempo, marcando no sólo una cifra récord para la India, sino también para la historia mundial. Y aunque los resultados de la elección van a ser revelados el 16 de mayo, la mayoría de las encuestas en boca de urna, realizadas directamente luego de que la votación terminara el lunes 12 de mayo, sugieren que muy probablemente prevalezca el Partido Bharatiya Janata (BJP) de Narendra Modi, junto con sus aliados bajo el paraguas de la Alianza Nacional Democrática (NDA).
Similares encuestas en boca de urna también fueron llevadas a cabo al final de las dos últimas elecciones presidenciales en la India, sin embargo esas encuestas tienen una dudosa reputación, debido a los escandalosos errores en sus predicciones. Sin embargo, hoy la mayoría de los analistas y funcionarios públicos en la India son de la opinión que las encuestas recientes reflejan hasta cierto punto la verdad, a pesar de la inclusión de algunas cifras exageradas sugiriendo que la coalición liderada por el BJP obtendrá una victoria verdaderamente decisiva. De acuerdo con esas fuentes, especialmente después de la decepcionante campaña electoral de Rahul Gandhi, como candidato a primer ministro por el Partido del Congreso, la estrella del BJP parece aún más prometedora. Aún si el Sr. Modi sólo se asegura una victoria ajustada, él probablemente todavía será capaz de armar una mayoría operante en la cámara baja del parlamento de la India, Lok Sabha. En definitiva, cuatro de cada cinco encuestas en boca de urna sugieren claramente que el Sr. Modi no enfrentará ninguna dificultad en sobrepasar el umbral de las 272 bancas requeridas para formar una mayoría simple.
En caso de que un gobierno conducido por el Sr. Modi reemplace al actual encabezado por Manmohan Singh, del Partido del Congreso, ciertamente esto marcará una encrucijada histórica para la política india. El Partido del Congreso está todavía conducido por la llamada dinastía Nehru-Gandhi, es decir las familias fundadoras de la moderna nación-estado de la India. Este partido inclinado a la izquierda, con una fuerte tendencia socialista, es históricamente el partido político más dominante de la India, que ha estado gobernando el país durante un total de 49 años, incluyendo la década pasada. Pero hoy, se enfrenta al más serio rival de toda su historia, la coalición inclinada a la derecha, pro-mercado, encabezada por el BJP, que tiene el potencial de remodelar las políticas de la India en el futuro predecible.
Pero queda la pregunta real, ¿qué clase de cambios mayores pueden ser provocados por un cambio de poder así, con respecto a las políticas de la India y de los lineamientos públicos en un sentido amplio? Aunque las opiniones de los analistas son divergentes en cuanto a los potenciales efectos de tamaño cambio de poder a largo plazo sobre la política interna de la India, la economía y la política exterior, la mayoría concuerda, sin embargo, con la idea de que el ascenso de los nacionalistas hindúes pro-mercado posiblemente hasta cierto punto vaya a traer alivio a la economía india en el mediano plazo, aunque pudiera ser problemático en los ámbitos de la política exterior y atizar las tensiones religiosas dentro del país en el corto plazo.
Promesa económica
La economía india ha estado registrando actualmente sus más bajas tasas de crecimiento en toda una década. El desacelere del crecimiento económico, acompañado de una alta inflación y una corrupción galopante, comenzó a avivar el descontento público respecto del gobierno del Partido del Congreso. Esto es especialmente valedero después del 2009, cuando Manmohan Singh, aunque fuera reelecto, persistió en su relativamente negligente actitud para promover reformas. La opinión pública de cara al partido gobernante, junto con la situación económica general en el país, continuaron deteriorándose. Sin duda, los datos recientes demuestran a las claras una decepcionante tendencia económica a la baja, que continúa hasta la fecha. Un ejemplo llamativo puede ser dado en relación al nivel de producción industrial en el país, que cayó por quinta vez en los pasados seis meses hasta marzo del 2014.
Antes de la explosión de popularidad del BJP a escala nacional, las esperanzas de la gente estaban puestas en Manmohan Singh, quien es un ex ministro de finanzas, conocido por sus acciones pro-reformistas luego de las elecciones del 2009. Sin embargo, incluso Singh y su gobierno demostraron ser ineptos para generar el dinamismo y la toma de riesgos políticos que trae aparejada la reforma estructural de la economía. Una principal razón de tal “estancamiento” es que la Alianza Unida Progresista (UPA), la cual actualmente forma parte de la coalición gobernante conducida por el Partido del Congreso, consiste de muchos partidos regionales con agendas divergentes. Estos partidos son comúnmente acusados de estar ocupados en cálculos a corto plazo, constreñidos dentro de una mira angosta, del tipo de cómo sacar la máxima cantidad de renta de las localidades y mantener sobre ellas monopolios clientelistas. Debido a esta razón, se han convertido en tristemente célebres por bloquear cualquier intento del Partido del Congreso de realizar reformas a escala nacional que apunten a la reestructuración a largo plazo de la economía, por miedo a provocar descontento entre las élites locales.
Además, las políticas ampliamente populistas del Partido del Congreso y las tendencias socialistas de su vieja y obsoleta élite que todavía domina las filas del partido, restringe aún más la capacidad del actual gobierno de implementar las muy necesarias reformas estructurales. Con el telón de fondo de una incapacidad institucional y burocrática de reinventarse a sí mismo, el Partido del Congreso no aporta promesas reales de rejuvenecimiento de la economía bajo las actuales circunstancias. Por otra parte, el BJP tiene éxito en transmitir la impresión de que está oportunamente compuesto por individuos más jóvenes, quienes son más frescos, dinámicos, y pro-inversiones. Su candidato a primer ministro, el Sr. Modi, es un experimentado político, que se ha hecho a sí mismo, conocido por convertir a Gujarat en un atractivo centro comercial, exitoso a nivel nacional, durante la década que siguió a su nombramiento como ministro en jefe del estado, en octubre del 2001.
Es necesario mencionar que hasta una especulación relativamente débil con respecto a la esperada victoria electoral del BJP después del 16 de mayo, causó una suba significativa en los principales mercados de valores indios, cuando fueron anunciadas el lunes las encuestas en boca de urna. Alzas récord fueron observadas en la Bolsa de Valores de Bombay, especialmente en el índice S&P BSE SENSEX, que subió 2,4% tan sólo el lunes (de acuerdo con las primeras operaciones) y un adicional de 1,7% el martes. En total, el índice subió en un 22% desde septiembre del 2013, cuando el Sr. Modi fue designado como candidato a primer ministro del BJP. Tal incremento fue provisto por un flujo de cinco mil millones de dólares, inyectados en el valor neto de las compañías indias por inversores extranjeros que están ansiosas de ver que el Sr. Modi se convierta en el nuevo primer ministro. Está por lo tanto claro, que una figura pro-negocios, con la probada capacidad de atraer inversores extranjeros tanto como nacionales, por medio de exitosos proyectos de infraestructura, será del mayor interés para los inversores en potencia, interesados en el mercado indio. Eso es, si él se las arregla para crear un mandato mayoritario con la coalición liderada por el BJP.
Fricciones en el horizonte
Más allá de su deslumbrante historial económico, el Sr. Modi es también conocido por su postura de línea dura en asuntos políticos. Cuando él era ministro en jefe de Gujarat, gobernaba con mano de hierro y prestaba poca atención a asuntos de derechos humanos. Entre sus partidarios hay muchos apasionados nacionalistas hindúes provenientes de las filas de movimientos políticos de extrema derecha, que no tienen pelos en la lengua cuando critican la actitud pluralista, multi-religiosa y pro-democrática del Partido del Congreso. Por lo tanto, si el BJP logra una mayoría suficiente en el parlamento, el partido del Sr. Modi probablemente se embarcará en un discurso político más nacionalista que el que ha empleado durante su campaña electoral. Este cambio en el discurso podría representar los intentos de consolidar las bases electorales del partido y acomodar las tendencias nacionalistas en auge a lo largo de muchas regiones, donde residen grandes minorías no hindúes.
Encarar de esta manera la política en un país como la India, que alberga una población verdaderamente compleja, multi-étnica, multi-lingual y multi-religiosa, de más de mil millones de personas, podría llevar al país a un callejón sin salida, tanto en términos de tensiones internas, como en su posicionamiento en la escena internacional.
Sin duda, el Sr. Modi ganó notoriedad a escala nacional debido a su política de mano dura hacia la minoría musulmana de Gujarat, apenas fue nombrado allí ministro en jefe. Los disturbios religiosos conducidos por musulmanes estallaron en el estado de Gujarat en el 2002, poco después de que el Sr. Modi llegara al poder. Estos disturbios fueron brutalmente reprimidos con la ayuda de pandillas locales y enfurecidos grupos nacionalistas, lo cual llevó a muy difundidas acusaciones contra el Sr. Modi por hacer la vista gorda en la matanza de más de 1000 musulmanes durante los hechos. Además, debido a que un equipo investigativo motivado políticamente, nombrado por la corte local, lo absolviera posteriormente, él todavía se niega a aceptar la responsabilidad y disculparse por la tragedia en cuestión.
En respuesta, los EE.UU. junto con la Unión Europea cortaron contactos oficiales con el Sr. Modi hasta febrero del 2014, cuando la embajadora estadounidense en Nueva Delhi, Nancy Powell, se reunió con él. Recientemente, el presidente Obama hizo comentarios conciliatorios hacia el Sr. Modi, cuando sus probabilidades de alzarse con la victoria en las elecciones generales comenzaron a parecer más altas que nunca. Sin embargo, sus tendencias nacionalistas, su afilada lengua y su actitud de línea dura hacia la minoría musulmana de 150 millones de personas en la India, así como hacia Pakistán (como se puede predecir) podrían posiblemente seguir tensando las relaciones entre él y sus contrapartes occidentales, si él se convierte en el próximo primer ministro. Además, una posible fricción con Pakistán podría complementarse con políticas más agresivas en respuesta a la expansión de las capacidades militares y navales chinas a lo largo de las fronteras norteñas de la India y su vecindad marítima, respectivamente. En definitiva, podríamos ver un incremento de las actividades terroristas y de las confrontaciones diplomáticas, como resultado inevitable de insistir en prácticas ideológicas y populistas en materia de política exterior.
Observaciones finales
Varios desafíos, tales como la tensión social, las disputas diplomáticas, e incluso el terrorismo parecen estar asechando a la India en el corto plazo, bajo un nuevo gobierno que presumiblemente será liderado por el BJP después del 16 de mayo. Además, mientras que el nuevo gobierno se va a enfrentar inmediatamente con la tarea de avivar el crecimiento y restaurar la confianza empresarial a lo largo y ancho del país en un tiempo relativamente corto, también se las va a ver con la necesidad emergente de ajustar su discurso político en concordancia con las obligaciones y responsabilidades prácticas, racionales, que trae aparejada la conducción de un país complejo y gigante como la India, sin polarizar su ambiente político. Lo que el subcontinente necesita hoy es una integración a escala nacional, tanto como a escala internacional, es decir más estabilidad y menos militarismo asociado con nacionalismo. Esto podría ayudar a darle a la gente mejores posibilidades futuras, aunque los pronósticos sugieren que el país puede encaminarse en dirección opuesta, por lo menos a corto plazo, si el Sr. Modi toma el poder.
Cambiando de tema, la promesa económica del BJP no debería subestimarse. El crecimiento económico y la integración internacional, si es que esas metas pueden ser buscadas en forma prudente y consistente, bien pueden servir para moderar las ambiciones ideológicamente motivadas del Sr. Modi. También se debe considerar que el Sr. Modi y su partido no podrán actuar por sí solos, ya que ellos necesitarán del consentimiento de aliados políticos, si es que no son capaces de asegurarse una mayoría abrumadora en el parlamento. En el futuro previsible, parecerá difícil para ellos concentrar sus esfuerzos en políticas ideológicas y polarizadoras, antes que pragmáticas, que impliquen la construcción de un consenso democrático. Es verdad que la formación de una coalición estable con eficaces mecanismos de construcción de consenso que combinen diversas necesidades ideológicas, requiere algún tiempo y es poco probable que entre tanto el Sr. Modi logre un alto grado de moderación y racionalidad en otros temas que no sea la prosecución de reformas económicas. No obstante, es posible predecir que si bien la política interna de la India tiene la posibilidad de llegar a desestabilizarse en el corto plazo, las tensiones pueden ser aliviadas a tiempo, debido a que las sustanciales reformas económicas y la promesa de cooperación internacional, se están haciendo cada vez más importantes a los ojos de los jóvenes y dinámicos funcionarios públicos, que afortunadamente están entre las filas de la coalición liderada por el BJP.
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