Oficializando el narcoestado en México

Oficializando el narcoestado en México

El Presidente de México Andrés Manuel López Obrador eligió arropar a los militares.

La exoneración del ex Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, un personaje polémico que gozó de las mieles del clímax del poder durante el sexenio de Enrique Peña Nieto se ha convertido en la insignia del gobierno de la Cuarta Transformación que se cubre con el halo de la impunidad.

La bandera del López-obradorismo fue durante años la lucha contra la corrupción gestada en las cúpulas de poder, entre ellas el ejército.

Son muchas las voces que documentan esa aleación entre delincuencia organizada y los altos mandos del ejército quienes a la sazón de un binomio, han transitado sexenios, impunidad y liderazgos criminales.

El ejército mexicano nunca antes había adquirido tanto poder a la sombra de la mano presidencial. Años de excesos como el 68 siguen vivos en la memoria de un país, donde el ejército tiene cuentas pendientes con la propia sociedad.

El gobierno de izquierda que hoy encabeza un mandatario como AMLO traiciona sus propios principios como los difundidos en una campaña donde se gritó hasta el cansancio la demanda de investigar a los militares tras la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa.

El blindaje que el Presidente mexicano le da a las fuerzas castrenses es un duro mensaje para el gobierno entrante en Estados Unidos.

La lucha antidrogas quedará como una intención de México ante la protección que hoy se brinda a esos personajes como Cienfuegos que se blindaron durante muchos años, no sólo con el poder de ex presidentes, sino con la protección de los principales capos del narcotráfico.

El caso Cienfuegos evidenció a un México donde la Fiscalía General de la República no tiene autonomía y actúa por mandato del poder presidencial.

La exoneración del General Cienfuegos es un golpe a la credibilidad de AMLO en tiempos donde el Presidente tiene a un país polarizado y duramente golpeado por las muertes por covid-19.

Hoy queda claro que en México los militares son y seguirán siendo los mejores aliados de un presidencialismo que inquieta frente a su tentación de eliminar organismos autónomos y darle carpetazo a todo lo que golpee a las fuerzas castrenses.

Hoy en México, la lucha contra el crimen organizado es ya, una gran simulación.

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