La lucha del Presidente Andrés Manuel López Obrador sigue intacta y firme para arremeter contra todos aquellos organismos con autonomía en el país, que le impidan imponer sus caprichos y hacer valer el absolutismo de un mandato que raya en lo dictatorial.
Los dardos presidenciales ahora se cargan en contra del INAI (Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y manejo de Datos Personales).
La andanada de ataques presidenciales ha colocado en la mira gubernamental a este organismo autónomo gracias al cual hemos podido conocer los tejes, manejes y muchos enjuagues de organismos gubernamentales que con todo arbitrariedad siguen “blindando” toda aquella información que determinan de “alta sensibilidad”, con el objetivo de favorecer la opacidad y por ende la impunidad.
La presión y los mandatos gubernamentales para incidir en la actuación de senadores morenistas que obstaculicen la operatividad de este organismo, sólo refrenda el control absoluto que el gobierno de México pretende imponer frente a todo aquello que se diga autónomo.
Tras la batalla librada en el INE donde el gobierno logró imponer a algunos esbirros, ahora toca el turno de librar una nueva defensa del INAI cuya importancia se aprecia por la garantía que nos ofrece a los ciudadanos para exigir información y solicitar el resguardo de nuestros datos personales.
El actuar presidencial preocupa ante la consigna de embestidas y ataques directos en contra de todo aquello que permanezca fuera de su control.
La transparencia debe asumirse como un derecho de los ciudadanos para tener acceso a esa información que los instrumentos gubernamentales se han empeñado en “reservar”, siguiendo las viejas formas de gobiernos pasados, quienes ocultaron muchísima información en aras de evadir responsabilidades en actos de corrupción.
Se hace indispensable preguntar ¿quién sigue?
¿Acaso la UNAM?
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