El derecho al honor y a la propia imagen es un derecho protegido por la Constitución.
La manifestación de juicios de valor que lesionen la dignidad de cualquiera es algo contrario a derecho. Tampoco se puede menoscabar la fama de ninguna persona o intentar menospreciar su propia estimación.
En España está en vigor desde 1982 una Ley orgánica sobre protección civil del derecho a la propia imagen que desarrolla y matiza lo reconocido en el texto constitucional. Porque, si se piensa en lo que sucede en la realidad, estas garantías son muy necesarias.
En la realidad, existe mucha impunidad respecto a las expresiones o acciones despreciativas, ya que es difícil denunciarlas con pruebas, en muchas ocasiones. También es cierto que ante insultos, descalificaciones, rumores malintencionados, etcétera, que perjudiquen la fama de un individuo se pueden emprender acciones legales ante la justicia. Lo que ha sucedido después de la muerte del Fiscal General del Estado José Manuel Maza es significativo. Expreso mis profundas y sinceras condolencias a su familia y amigos. Lamentablemente, han sido publicados tuits ofensivos que se alegran de su muerte y la celebran y que serán investigados por la Policía y la Fiscalía, por si son constitutivos de delito.
En relación con esto esta semana, concretamente el día 25 de noviembre se celebra el Día Internacional contra la violencia respecto a las mujeres. Se pretende la erradicación total del maltrato psicológico y físico o de la también denominada violencia de género.
Una de las soluciones posibles para parar el maltrato es la educación desde la infancia en actitudes respetuosas y pacíficas respecto a los demás. También es importante no juzgar a los demás sin conocerlos y no caer en los prejuicios o falsas ideas basadas en el desconocimiento y en la ignorancia.
Es preciso valorar las cualidades positivas de las personas y no fijarse exclusivamente en sus defectos o imperfecciones. Ninguna persona es perfecta en su carácter y en sus decisiones y todos los individuos pueden equivocarse.
No cabe duda de que lo mejor es poner de relieve las cualidades positivas de los sujetos, si queremos una convivencia más cordial y fluida y también una existencia más feliz.
Lo que no supone que no se puede delimitar claramente el ámbito de lo privado y lo público de cada persona, puesto que está definido por el ordenamiento legal vigente en España. La libertad de expresión es un derecho de cada individuo y nadie la puede impedir.
Las circunstancias personales forman parte de la realidad de cada ciudadano en su vida real e incluso se proyectan en la labor creativa. Filósofos como Kierkegaard, uno de los grandes creadores del existencialismo, escribían sobre su propia vida que se integraba en su obra filosófica. Y pueden ser nombrados otros grandes filósofos y escritores, que utilizan sus propias experiencias personales como fuente de inspiración de sus escritos.
Cada ciudadano es dueño de su propia vida y puede escribirla y vivirla como quiera con plena libertad, siempre que cumpla las leyes. Y esto mismo parece que a los maltratadores no les entra en la cabeza que pueda ser así. Nadie es dueño de nadie. Pero todavía persiste un cierto nivel de machismo en la sociedad, aunque cada vez sea menor.
Con el fin de reducir o evitar la violencia contra las mujeres considero que existen posibles soluciones. Una de ellas es la de buscar un sistema más rápido y eficiente para atender las llamadas o aviso de auxilio. Otra puede ser dar más protección a las posibles víctimas de maltrato con escoltas o vigilantes que velen por su integridad física.
Si a esto se añade la utilización de cámaras espía miniaturizadas u otros sistemas similares se incrementará, significativamente, el nivel de seguridad de las mujeres afectadas. Los móviles con botones de pánico y de envío de mensajes de socorro también pueden ser muy útiles y, en algunos casos, indispensables. Ya se sabe que la seguridad absoluta, por desgracia, es imposible, pero acercarse lo máximo a ella, es lo más coherente y deseable.
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