Según algunos expertos pueden existir treinta mil millones de páginas en Internet, según Google existe un billón de links en Internet, es decir un uno seguido de doce ceros.
Es obvio y evidente que quizás sea justo proceder a unas modestas reflexiones:
– Debo indicar algo histórico, cuándo empezó este mundo hace más de dos décadas, en el mundo cultural entró un aire de esperanza y de frescura, pensando, muchos autores, en todas las actividades artísticas y filosóficas y humanísticas, que por fin tendrían un lugar dónde expresar sus ideas, sus manifestaciones culturales, artísticas, filosóficas, teológicas, científicas, etc., y por tanto, tendrían un foro, sería un nuevo ágora, en el cual, millones, porque literalmente deben ser millones de autores, que apenas sus obras ocupan un pequeño lugar en el mundo cultural. Lo tendrían.
No puedo negar, que todo autor, sea de la actividad cultural que sea, o económica a la que se dedique puede y debe tener una o varias páginas de Internet, de las llamadas redes sociales, donde muestre su producción, sea en la actividad que sea, la cultural sería una parte, siempre que sea legal y moral.
Pero ahora que ya ha pasado el suficiente tiempo, el ágora es real, y no es real. Al final, como yo me temía y sabía, millones de páginas, de millones de agentes o interlocutores o actores o autores, especialmente en la cultura, no señalo nada en los negocios diferentes u otras actividades económicas, las diversas Web que disponen, o diversas redes sociales, pónganle ustedes nombre, al final, solo son visitadas por cuatro amigos y cuatro conocidos.
Quizás es lógico, y siempre las aguas vuelven a la misma mar, es lógico que una página de una empresa multinacional, un gran periódico mundial o continental o un gran hombre o mujer de la cultura tengan cientos de miles de suscriptores, millones de visitas cada mes. Y el resto, la inmensa mayoría, centrándonos en el terreno de la cultura, porque el mundo de los negocios puede ser diferente y diferenciado, puede que a lo sumo tengan unas docenas, o quizás unos cientos.
O dicho de otro modo Internet puede que sea el ágora occidental actual, semejante al ágora antigua ateniense, pero para la mayoría solo ocupan un pequeño rincón y de ese rincón posiblemente jamás salgan.
Pero incluso siendo así, Internet ha ofrecido la oportunidad, quizás única en el mundo, que los dibujos, los poemas, las obras de teatro, los diseños, las composiciones musicales, las novelas, los aforismos y todas las producciones culturales que podamos imaginar de todos los saberes y de todas las artes, existan, al menos durante unas décadas, hasta que la página desaparezca, que por cierto no sé cuándo y cómo desaparecerán. Exista un tablón en el que alguien, millones de sujetos, pueden exponer su producción cultural, y potencialmente, otros millones puedan visitarlas, verlas o exponerlas, aunque sean unas docenas de receptores o de personas…
Algunos creían que esto se iba a convertir, algo parecido como cuándo Lutero, no entremos si es verdad o no lo es, plasmó en la puerta de la Iglesia de Wittenberg, sus famosas 95 tesis en 1517 y empezó diríamos el mundo moderno en sentido estricto, sin entrar en el análisis teológico y social, como todos los hechos humanos son bivalentes y pentavalentes y ambivalentes.
Ciertamente, me temo que muchos Manifiestos o Tesis, en multitud de temas y campos de la actividad humana, cultural en este tiempo, en los terrenos de la filosofía, literatura, artes, ciencias sociales, matemáticas, teología, estética, diseño, ciencias naturales, etc., me temo que puedan existir en esta galaxia de Internet, y que posiblemente estén o estarán o han estado durante muchos años, lustros y décadas en el silencio. Me temo que en tal cantidad enorme de paja encontrar granos de oro y de hierro y de diamante será muy difícil distinguir y separar y señalar y valorar y ponderar. Me temo que de verdad descubrir a alguien, que esté abriendo nuevos horizontes en algún terreno cultural, que de verdad lo esté empezando, esté situando banderas e hitos, e incluso lo haya realizado, me temo que descubrirlo va a ser muy difícil. No niego que se pueda producir dicha posibilidad, pero el hecho es que parece que la industria cultural tradicional, el mundo académico, la universidad, etc., siguen controlando también este mar enorme de páginas Web y de redes sociales. Además de la propia industria de las diversas empresas de Internet.
Cómo decían los griegos antiguos, no sirve ninguna filosofía que no intente curar algún sufrimiento humano, sea de la carne o sea del alma, no quisiera terminar este modesto artículo sin intentar curar alguna pena humana. Por tanto:
– Se podrían crear Archivos o Centros documentales online, de todas y cada una de las actividades humanas. Pongamos por ejemplo, de Poesía, por tanto, en determinado territorio, exista una página o varias con todos los autores que escriben poesía, y todos es de todos, sean más importantes o menos, con una pequeña ficha, un curriculum, y algunos poemas, además de algunos enlaces a sus páginas oficiales o redes sociales de cada autor, al menos en principio. De este modo en el territorio equis, se podrá saber cuántas personas se dedican a la producción cultural en la poesía, o al teatro o a la filosofía o a la fotografía o a la pintura o a la matemáticas o a…
– Justo sería, que el Premio Nóbel de Literatura, ya que este año nos está dando tantas sorpresas de silencio, un día otorgasen el Premio Nobel a un autor o autora, que quizás, solo haya realizado pequeñas autoediciones en papel o en soporte electrónico, en algún lugar del mundo, y que su producción está manifestada en Internet, y que la industria cultural de su territorio, nunca lo haya detectado. Si alguna vez se produce esta posibilidad, entonces, nos daríamos cuenta que Internet tiene un lugar para todos los autores de toda la actividad cultural del mundo, y también que de verdad se busca, como los biólogos buscan nuevas especies vivas…
Porque al final, quién dice que no pueda estar sepultado en la mar de los bits de Internet una mueva Dickinson, un Kafka, un Pessoa, un Modigliani, un Van Gogh, una Vivian Maier…, aunque respire aire de la Patagonia o de Alaska o de Mongolia o de Sri Lanka o de Galicia. Paz y bien.
Los comentarios están cerrados.