En medio de una pandemia y de escándalos de corrupción, México lleva al reflector nacional el tema de la corrupción, una de las banderas del gobierno López-obradorista quien hasta ahora sólo ha logrado una real y evidente polarización social.
Ya no se trata sólo neoliberalismo como presunto culpable de las desgracias mexicanas, se trata también, de la forma de aplicar justicia en un México que repite las viejas prácticas en un presente, donde el actual gobierno, elige minimizar todo viso de corrupción que apunta hacia su más cercanos, como en el caso de su hermano Pío López Obrador.
En estos tiempos hablar de corrupción en México, tendría que ser remitirnos no sólo al pasado donde se ha mencionado a una gran parte de la clase política nacional ligada a los recientes ex presidentes.
Se trata también, de mirar a un gobierno de cuarta transformación, hablar de una impartición de justicia a modo y acomodo de las conveniencias actuales, para minimizar los abusos de su director del IMSS Zoé Robledo, para ignorar los negocios inmobiliarios de su Secretaria de la Función Pública o sancionar mínimamente al hijo de uno de sus Secretarios predilectos como lo es Manuel Bartlett.
Así al estilo del Presidente López Obrador se intenta limpiar lo que también ya les ha salpicado de manera contundente.
Hasta el momento la lucha anticorrupción de AMLO se ha concretado a replicar la misteriosa filtración de videos y documentos que se sabe han salido del propio Palacio Nacional, con la finalidad de viralizar y polarizar aún más las polémicas declaraciones de Emilio Lozoya Austin.
De todo lo que se prometió a los mexicanos en cuanto a la lucha contra toda la red de corruptelas, sólo se han dado dichos de un ex secretario peñista que ha sido desmentido por todos los implicados.
Hasta ahora sólo se ha mostrado un solo video de un operador cercano al Gobernador queretano Francisco Domínguez. No hay más; se ha filtrado una declaración firmada que puede hacerla y desmentirla cualquiera.
Lo que sí vimos fue el video del hermano de Presidente AMLO recibiendo dinero para la campaña de su hermano.
Escuchamos a la NO primera dama Beatriz Gutiérrez intentar exculpar a su cuñado con uno de sus pasajes históricos que la hicieron ridiculizar a una de las heroínas de la independencia como Leona Vicario.
México está inmerso en una trama de poder y venganza.
Como si todo esto no bastara, el país superó los 60 mil muertos por Covid-19 con un vocero (Hugo López Gatell) rebasado por su propio reflector, que hoy tiene el poder de manejar doce mini secretarías dentro del sector salud.
Para coronar los enfrentamientos con la sociedad, el Presidente AMLO sigue adelante asestando golpes de hierro a sus críticos, a todos aquellos que no piensen como él o que se atrevan a cuestionar lo que para la cuarta transformación debe ser dogma.
México se desgasta frente a un gobierno sordo y ciego, que como el buen Quijote lo vemos luchar contra sus molinos de viento.
La demencia y el poder inhiben la crítica y limitan las libertades de quienes no se callarán frente a la locura o los excesos de los nuevos simuladores.
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