Las medidas aprobadas irán al Senado y se verá lo que sucede.
En efecto, y a las preguntas de los periodistas Rajoy dio por sentado que no había vuelta atrás y que el viernes el Senado decidirá si las aprueba por mayoría absoluta y si las modifica o no. Y que el cese del Puigdemont y su Gobierno es algo necesario.
Por otra parte, la Vicepresidenta del Gobierno Soraya Saénz de Santamaría da a entender esta misma semana que, si Puigdemont deja de desafiar al Estado y cumple sus obligaciones legales, puede modificarse la aplicación del 155 o suavizarse mucho. Además, señala que la aplicación de las medidas puede ser gradual y en función del desarrollo de los acontecimientos y de la situación política y social.
El Parlament catalán va a tener un pleno este jueves. La CUP quiere declarar formalmente la independencia de la república catalana. Puigdemont y su equipo de Gobierno ya han reiterado que no van a aceptar sus ceses.
Por si no fuera suficiente embrollo parece que una parte de los Mossos no quieren acatar el mando del Gobierno o del Ministerio del Interior. Pero el Ejecutivo alaba la significativa labor de la policía autonómica catalana en su lucha contra los delitos y espera que acepten el control de Interior.
Es revelador que en el PSOE haya políticos críticos con la aplicación del artículo 155 y se plantea en algunos círculos que, si Puigdemont convocara elecciones, se podría desactivar el 155. Y resulta que no desea convocarlas.
Considero que no debería haber declaraciones políticas contradictorias a cada momento en relación con el conflicto catalán. Porque se está agravando la situación hasta límites insospechados. Cada vez se nota mayor confusión e incertidumbre en el ambiente político español respecto al secesionismo y a la forma de abordarlo con las leyes en la mano y con la fuerza coercitiva del Estado de Derecho.
Lo que quiero decir es que, si no se toman decisiones firmes y se actúa en consecuencia, las consecuencias serán el reforzamiento del independentismo y la ruptura de España. La fuga de empresas en Cataluña ya se eleva a más de 1.300. Lo que nuestro país no puede permitirse es seguir en esta situación de inseguridad política en el territorio catalán durante varios meses más.
Considero que para restaurar la legalidad en Cataluña no son suficientes las palabras y las llamadas institucionales a la prudencia. Es absolutamente necesario e imprescindible actuar con firmeza y usar la fuerza si es indispensable para que se obedezca lo decidido por el Gobierno central y, presumiblemente, ratificado por el Senado. Si esto no se logra se partirá nuestra nación. Ya ha llegado a decir Ramón Punset que es catedrático de Derecho Constitucional que «Si Puigdemont sigue controlando a los Mossos, podría producirse un conato de Guerra Civil». Aunque no creo que se llegue a tanto es para tomar nota.
Pero, es evidente que si el Presidente de la Generalitat se niega a acatar las medidas o su cese el Gobierno tendrá que imponerlas a la fuerza. Y si no es capaz de hacerlo, por una desobediencia civil masiva o por otras causas me parece que el independentismo habrá ganado el pulso al Ejecutivo. Espero que esto no suceda y Cataluña siga formando parte de España.
A todo lo señalado se añade que la Societat Civil convoca una manifestación en defensa del 155, algo que me parece muy positivo pero que da una idea de la fractura social y la tensión política que ya existe en Cataluña.
El Gobierno debería cortar el nudo gordiano y cesar a Puigdemont y a sus consejeros con la aprobación del Senado. Si esto no se lleva a cabo rápidamente, en mi opinión, la agonía de la unidad de España habrá comenzado.
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