Lo que empezó como una movilización espontanea de un grupo de personas que habían decididos emigrar a los Estados Unidos de manera conjunta, pronto se convirtió en un gran fenómeno al estilo de las grandes movilizaciones que realizan los partidos políticos o los movimientos sindicales. Estos migrantes, en principios hondureños, pensaron iniciar una travesía de forma grupal para ayudarse unos a los otros durante la aventura que procuraba escapar a tres elementos esenciales: violencia, corrupción y pobreza.
La sorpresa vino cuando en el lugar de partida se agruparon más de 500 personas llevando como carga una maleta llena de sueños y la esperanza de alcanzar un lugar más seguro, menos corrupto y que pueda brindar las condiciones para el progreso de ellos y las familias que dejaban detrás.
Este desplazamiento masivo ha ido fortaleciéndose con las personas que suman en los lugares por donde pasa esta multitud y ya esta caravana que nació en San Pedro Sula, se ha vuelto una movilización centroamericana que trata de alcanzar al vecino que México tiene al norte, los Estados Unidos.
Esta caravana llegó con fuerza a México, cuando no estábamos seguro que llegaría tan lejos y hoy la pregunta que debemos hacernos es: ¿llegará a los Estados Unidos? En México derribaron unas vallas que se encontraban en su frontera con Guatemala. Esto ocasionó que el gobierno mexicano denunciara que buscaron entrar por la fuerza utilizando la violencia.
Sin embargo, todos sabemos que, para esta caravana, México constituye el puente para alcanzar su objetivo final, llegar a la tierra del llamado “sueño americano”. En ese sentido, las autoridades americanas, encabezadas por el presidente Donald Trump y el secretario de Estado Mike Pompeo, han solicitado al gobierno mexicano frenar este gran éxodo que se acerca a tocar sus puertas.
La realidad es que México queda colocado en una situación difícil donde se encuentra recibiendo presión de su vecino de arriba, mientras sus vecinos de abajo no fueron capaces de brindar una respuesta más integral al abordaje de los problemas de la región. Esta emigración masiva es una muestra fehaciente de que los países de nuestra región han fallado en la reducción de los niveles de desigualdad que tiene la región más desigual del mundo.
No basta con que las economías sigan creciendo (precisamente gracias a las remesas que brinda la emigración), es necesario traducir ese crecimiento en desarrollo humano para que las personas se sientan parte del proceso, parte del progreso. Flagelos como la corrupción roban millones de empleos e hipotecan el futuro de estas personas y sus generaciones. Es necesario invertir en educación y crear empleos para brindar opciones a las personas, opciones que no sean la emigración, o en el peor de los casos, la criminalidad. Sin querer justificar la delincuencia, es importante que sepamos que es producto de un problema causado por muchos factores, no es un tema aislado.
Solo nos queda estar pendientes de lo que ocurra en México para poder determinar si estas personas que caminan por un futuro mejor, lograran llegar a los Estados Unidos. Por ahora, esta situación solo le dará justificación a Donald Trump para que siga defendiendo su idea de construir un muro en tiempos que todos los muros vienen derribándose, el de Berlín es un buen ejemplo.
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