El 27 de marzo del 2019, el flamante Abogado Paraguayo, Dr. Juan Pablo Fernández Bogado publicó un análisis perspicaz y contundente sobre la situación de pobreza en el Paraguay. En su lucido editorial el Dr. Fernández vislumbra los obstáculos que impiden la reducción de pobreza en el país Suramericano, donde más de dos millones de habitantes viven las penurias de mala nutrición y la ausencia de dignas casas propias. Lo siguiente texto es completo de dicha publicación en el Diario 5 Días – Paraguay.
“El desafió de la lucha contra la pobreza debe ser sacarlos de ser paraguayos indignos y volverlos por una buena vez, DIGNOS.
Según publicaciones del 2017, de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la pobreza total durante el gobierno de Horacio Cartes se incrementó con relación al 2016, de 26.58% a 28.86%. Esto significa que al menos 1.950.000 paraguayos son pobres. En la primera parte de este gobierno, las cosas no cambiaron mucho.
Cartes se fue dejando más pobres, aunque haya invertido en obras públicas. La gente no come cemento, me decía una persona cuando analizábamos esta realidad y solo podía darle la razón. Se crearon programas asistenciales, pero sin ningún impacto a largo plazo y sostenible en la vida de los más de dos millones de pobres que estaría rondando actualmente. Tekopora, Tenondera, Sembrando oportunidades, Proeza, Arovia, y tantos otros programas que han iniciado, tal vez, un proceso, pero que a la larga sabemos que solo sirve de paliativo y no en solucionar el problema de fondo, sacarlos de ser paraguayos indignos y volverlos por una buena vez, DIGNOS.
Seguramente me van a criticar y hasta se enojarán conmigo, pero es necesario sincerarnos y hablar descarnadamente de esta realidad que no es futuro sino presente y está reflejado en la migración campociudad que han rodeado las urbes y es el norte donde se debe combatir la pobreza y no querer mentirnos en decir el problema está solamente en el campo. La pobreza esta al salir de nuestras casas y no a 100 0 200 kilómetros de la capital. Celebro el acompañamiento de los organismos internacionales, pero con un ojo cauteloso, ya que hay que ver resultados sostenibles y no solo de informes.
El verdadero debate es URGENTE ya que cuando nos agarre el invierno demográfico, espero de todo corazón que miremos atrás y disfrutemos del calor y no el frío por la incapacidad, soberbia o mezquindad de los [que] deciden en ver un país digno.”
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