Por José Luis Giménez
El paradigma imperante en la sociedad, induce a las masas a creer que, solamente a través del flujo del capital, se puede obtener un puesto de trabajo. Es decir, que para que cualquier persona pueda autofinanciarse sus necesidades básicas (alimentación, sanidad, cultura, vivienda, etc.), deberá someterse a unas reglas de juego totalmente esclavizantes, donde dichas normas serán legisladas por los poderes emanados del capital.
La siembra de los productos agrícolas necesarios para la alimentación del ser humano no precisa de capital, sino de mano de obra y conocimientos agropecuarios. Lo mismo sucede con el resto de las actividades necesarias en una sociedad para cubrir las necesidades básicas de las personas pero, es cierto que la tecnología y la mecánica no crece en los árboles, condición que es aprovechada por el capital para someter a quien necesite de dicha tecnología a tener que pasar por sus reglas de juego.
Y en esas estamos. Mientras que la Sociedad en su conjunto, no sea capaz de abandonar la subordinación al capital, es decir, la necesidad de valorar como prioritario la acumulación de dinero, en lugar de satisfacer las necesidades básicas del ser humano, seguirán habiendo ricos muy ricos, y pobres muy pobres. Porque, en definitiva, los ricos muy ricos, lo son porque se han quedado con la parte que les tocaba a los pobres muy pobres.
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