La historia de las dos Rusias de Kennan

La historia de las dos Rusias de Kennan

Por Jason Patrick

En 1946, el diplomático estadounidense George Kennan escribió que en el futuro previsible los Estados Unidos van a tener que considerar a la Unión Soviética como un rival político y deben esperar que Moscú dirija su política hacia la perturbación y el debilitamiento de la influencia y el poder de su rival. En su famoso cablegrama, Kennan describió a un partido comunista intensamente dogmático, que veía como un anatema la idea de que dos fuerzas rivales — entonces el capitalismo y el comunismo — coexistieran pacíficamente. Esta psicosis alimentó la perpetua sospecha del mundo exterior y fomentó un régimen dictatorial, completamente intolerante con cualquier actividad humana colectiva, que podría eventualmente organizarse a sí misma en una oposición al Kremlin. Cuando los últimos restos del capitalismo desaparecieron del paisaje soviético, Stalin usó la amenaza del “capitalismo exterior” para justificar la continuidad de los “órganos de supresión”. Él hizo uso de los militares y de la policía secreta para extirpar todas las formas de oposición interna, compuesta, como señala Kennan, por simplemente “agentes de fuerzas reaccionarias extranjeras, hostiles al poder soviético”.

En su esencia, el famoso cablegrama de Kennan sobre los sostenes psicológicos que motivaron la política soviética, es tan cierto hoy, como lo fue en las postrimerías de la segunda guerra mundial.

Aunque el comunismo cesó de existir bajo Gorbachov en la década del 80, y grandes porciones de la riqueza rusa se encuentran ahora en los centros comerciales a lo largo y a lo ancho de Occidente, moviliza las acciones del Kremlin de hoy la misma paranoia de la resistencia interna organizada socavando la autoridad estatal y de la invasión de la periferia rusa por parte de adversarios extranjeros.

El presidente Putin ha promovido con firmeza una legislación que coarta gravemente la libertad de Internet en Rusia. En mayo, Putin aprobó la llamada “ley de blogueros” que requiere que los sitios web en Rusia, con más de 3.000 visitantes por día, se registren con el gobierno. La ley elimina el anonimato de los blogueros y también requiere que los buscadores y las leyes sociales mantengan durante seis meses los archivos de las computadoras en suelo ruso. La ley de los blogueros contempla medidas adicionales que permiten al gobierno bloquear sitios web, lo cual Moscú ha hecho con críticos vociferantes como Alexei Navalny y Garry Kasparov. En un caso notable de intimidación estatal, el dueño del sitio de medios sociales ruso Vkontakte, Pavel Durov, abandonó el país por miedo a ser incriminado, luego de haberse negado a brindar información al gobierno sobre activistas en Rusia y Ucrania.

En su cablegrama, Kennan describe un todopoderoso partido comunista que constituye el “único depositario de la verdad”. Él describe cómo el partido manipula tácticamente y crea la “verdad” para mantener su imagen de infalibilidad. Para asegurarse el éxito, el Kremlin se basa en la “fiel e incuestionable aceptación” de los dictados del partido. Casi 70 años más tarde, el presidente Putin hace uso de una potente maquinaria propagandística con efectos similares; él logra esto por medio de un constante control del relato, según el cual, las acciones amenazadoras contra los ciudadanos ruso-parlantes por parte de gobiernos hostiles apoyados por Occidente, en ex repúblicas soviéticas como Moldavia, Georgia y Ucrania oriental/Crimea, necesitan de su intervención. El otorgamiento por parte de Putin de la ‘Orden al servicio a la Patria‘ a 300 periodistas por su fiel adherencia al relato del Kremlin sobre los hechos en Ucrania, suena siniestramente similar a la descripción de Kennan de la Unión Soviética de la década del 40.

Así como José Stalin inculcó a sus ciudadanos el miedo omnipresente del enemigo capitalista acechando perpetuamente fuera de las fronteras soviéticas, el presidente Putin enfatiza que la expansión económica de la Unión Europea y la ampliación de las fronteras de la OTAN son una amenaza a la existencia del estado ruso, su cultura y su modo de vida. El Kremlin neutralizó el acercamiento de la OTAN hacia Kiev y Tiflis, con la invasión de Georgia en el 2008, al tiempo que lanzaba una sombría advertencia a países como Azerbaiyán, que estaban empezando a sentirse cómodos con Bruselas y Washington.

En la presente crisis, el decidido mensaje de Putin a sus compatriotas subraya los planes de Ucrania y Moldavia de realizar acuerdos de libre comercio con la Unión Europea, como una violación de su prometido estatus de neutralidad. El mensaje de Putin — ya sea sincero o perversamente elaborado — continua manteniendo el fiel apoyo de aquellos a quienes su férreo control de los medios y de la oposición interna deja atrás.

Kennan concluyó que Washington no era impotente contra la amenaza de la expansión soviética, subrayando que los Estados Unidos podían representar un potente contrapeso frente al mensaje soviético, al demostrar al mundo que era un país decidido en su sendero y capaz de superar sus propios temas internos. Él describió como los Estados Unidos, sintiéndose cómodos con sus responsabilidades de Potencia Mundial, harían que el comunismo ruso parezca “estéril y quijotesco”.

Aunque la descripción de Kennan de los factores psicológicos que conducen la acción rusa fue profética, así como fueron certeros, parecería que el más dedicado alumno del histórico cablegrama del diplomático es, sin embargo, el presidente Putin. Yendo tan lejos como para hablarle directamente al público estadounidense, por medio de su artículo del 2013 en el “New York Times” acerca de la propensión de Washington a las intervenciones militares, mientras Washington seguía paralizado en torno a los interminables debates sobre el “Obamacare” y el cierre del gobierno, el presidente Putin diestramente – aunque de manera engañosa – pintó a los Estados Unidos como un impotente cazador de molinos de viento.

Jason Patrick es un comentarista independiente sobre asuntos políticos y militares, y un frecuente colaborador de Foreign Policy News

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