Se cumplen diez años de la muerte de Francisco Umbral y sus escritos están presentes.
Es cierto, como decía el gran escritor, que lo fundamental es que cada autor escriba a su aire y oriente su producción como quiera y desee. Al menos, así fue en su caso. Estoy convencido de que la libertad creadora es lo básico en la labor de la escritura. La obra de Umbral y su manera de ser sirven de ejemplo a los que nos dedicamos a escribir, por su pasión creativa desbordante y su energía expresiva.
Escribía o llegó a escribir tres artículos diarios y dejo escritos numerosos libros. Su actividad como escritor fue prodigiosa. Está de acuerdo con lo afirmado por Flaubert: «Escribir es una manera de vivir». Umbral es la expresión perfecta de este planteamiento vital.
En 1971 Umbral dijo lo siguiente: «No me siento vinculado a nada ni a nadie. Hago lo mío y a mi aire. La literatura es ante todo una salvación personal o una condenación, en eso nadie puede echarme una mano ni ponerme una zancadilla. Esto es como el circo: cuando uno está allá arriba, en el alambre, se está jugando la vida, pero tiene el alivio, por lo menos, de estar a salvo, tanto de los amigos como de los enemigos». En efecto, suscribo plenamente sus palabras.
Los escritores somos una especie de funambulistas o artistas que lo arriesgamos todo por expresar lo que pensamos o sentimos sobre la realidad. Ya que el trabajo con el lenguaje da como resultado expresiones más brillantes y sugeridoras e imágenes expresivas que pueden describir con gran belleza y sutilidad desde estados físicos del mundo hasta sentimientos y experiencias humanas de todo tipo.
La originalidad de Francisco Umbral es indiscutible. No se trata de imitarlo, sino de seguir una senda creadora llena de posibilidades expresivas nuevas. Algo que él también hizo hasta su muerte en 2007. La pasión por los detalles buscando constantemente mayor precisión verbal y mejores descripciones es uno de los retos de los que nos dedicamos a escribir y en esto también fue un gran genio Umbral.
Se puede escribir de todo. Y esta es la grandeza del escribir. Los temas son inagotables, ya que no se acaban nunca. En cambio, la duración de la vida es limitada.
La labor de cada columnista o articulista de prensa es también esencial. El mismo Umbral falleció escribiendo su último artículo. En su Fundación están disponibles para su lectura sus miles de artículos. El pulso a la vida cotidiana es fundamental y forma parte también de los intereses de los escritores. Y a esto hay que añadir que la amplitud de cuestiones que se pueden tratar es inmensa. Y si pensamos en la infinidad de variaciones o versiones nuevas sobre un mismo asunto se pone de manifiesto la riqueza de posibilidades implícita en el ponerse ante folios en blanco para rellenarlos de símbolos negros. Todo es expresable con vocablos. Es la gran magia del lenguaje que todavía nos asombra.
Lo escrito estimula más la imaginación que las propias imágenes, aunque pueda parecer lo contrario y nos hace más sabios y perspicaces. Frente al imperio de lo puramente visual y del instante, lo elaborado con palabras nos hace pensar, imaginar y sentir de un modo más profundo e intenso.
Desde el profundo respeto y admiración a Francisco Umbral quiero contribuir con este artículo a dar un testimonio de agradecimiento por su extraordinario trabajo como gran escritor y artista de las palabras y a poner más en valor la labor de los articulistas, columnistas o escritores de España y del mundo.
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