Parece que la cultura y el conocimiento está siendo desplazados por la diversión o lo divertido, en todas las facetas imaginables. Estamos vivien- do en la era del espectáculo y todo lo que no sea eso, queda marginado. Es como si la cultura o el saber debiera ser apreciado, por una minoría o élite y que la mayoría viva para pasarlo bien, sin más. Nadie dice que no sea positivo divertirse, pero también la capacidad crítica, el análisis, los debates y la investigación y la curiosidad, así como el deseo de conocer y saber más también son fundamentales, en todos los sentidos. Como escribe Pablo d’Ors “La vida es un viaje espléndido, y para vivirla sólo hay una cosa que debe evitarse: el miedo”.
En el ambiente social se observa o se nota muy claramente una especie de desprecio al saber y a la cultura, en una parte considerable de la gente. No en toda, como es lógico. Es como si se tuviera miedo o temor de ser una persona erudita o culta, porque se perdería lo mejor de la vida. Cuando la cultura no se opone a la vida, sino que la enriquece, aumenta o plenifica. El hecho de que todos vamos a morir no significa que hay que dedicarse solo a los placeres y a la juerga continua y sin fin.
Los niveles de lectura están descendiendo, de modo alarmante. Se nota también en la cantidad de librerías que están echando el cierre, porque venden muy poco. Si a esto se añade que una mitad de la población no ha leído nunca un libro en España, con estos datos demoledores no es extraño que estemos en esta situación de desamparo cultural.
Lo que predomina es que la gente vea series o películas por plataformas en su televisor inteligente y esa es toda la actividad cultural de sus vidas. Por supuesto, es respetable considerando la libertad personal de cada sujeto, como es natural. Pero no es la mejor elección.
Los problemas sociales derivados de los económicos también están causando dificultades en numerosos aspectos, en la realidad en la que conviven las personas en España, algo que puede extrapolarse también a los países europeos y también al resto del planeta.
Si a esto se une el relativismo y escepticismo imperantes se puede entender perfectamente lo que está sucediendo, en relación con la cultura y la creación. No se valora suficientemente la actividad creadora, porque se cree que es algo extravagante y sin utilidad práctica, algo que es falso. Da la impresión de que lo único que tiene valor es el dinero contante y sonante, lo demás es como si no tuviese importancia y no es verdad. Vivimos también en una sociedad en la que proliferan las mentiras, las tergiversaciones y las falsedades de todo tipo.
Si queremos una cultura de la verdad integrada en la realidad presente, se deben cambiar las actitudes sociales. De esta manera, se podrán lograr las metas de una sociedad más respetuosa con todos y también con el medio ambiente. Queda mucha tarea por realizar y los instrumentos para conseguir un cambio social, que nos saque del estancamiento en el que estamos, son la cultura, el arte, la creatividad, la ciencia y la tecnología.
Elevar el nivel cultural y formativo no solo es cosa de todos como ciudadanos. Es también la tarea de los centros educativos, que ponen todos los medios posibles para que los estudiantes aprendan y acaben sus estudios, con la mejor formación posible. En este sentido, es evidente que los ejemplos que observen los niños y adolescentes en sus familias respecto al hábito de lectura y el aprecio a los libros y al saber son decisivos, para que incorporen la cultura del esfuerzo, que tan necesaria es en la Enseñanza Secundaria y en la universitaria y también, por supuesto, en Primaria.
Entretenerse está bien, pero también está bien abrir libros y leerlos y no estar pendiente solo de las pantallas. También es cierto que existen en el mercado cultural los audiolibros y los libros digitales. Entender lo que se lee es el requisito previo para poder estudiar y aprender. Si de cada línea no se entienden tres palabras, algo que sucede a veces, eso mismo hace más lento el aprendizaje en la enseñanza. La expresión escrita también mejora notablemente con la lectura y escribiendo. Relacionar ideas es algo también esencial y se basa especialmente en la comprensión lectora, en las lecturas ya realizadas y en los conocimientos adquiridos.
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