El atentado suicida de los tres terroristas del Estado Islámico en el aeropuerto de Estambul pone de manifiesto la necesidad de aumentar los controles y la vigilancia. El modo de operar de los terroristas ha sido similar al del atentado de Bruselas de hace unos meses. Pretenden crear pánico y terror y lo consiguen, además de matar y herir de forma muy cruel y diabólica. Da la impresión de que en los aeropuertos el nivel de riesgo está aumentando, ya que empiezan a ser uno de los objetivos frecuentes del Daesh.
Según las autoridades turcas no ha habido fallos de seguridad. Y también insisten en que no existe el riesgo cero, algo que es verdad. Pero que los suicidas lleguen en taxi al aeropuerto, y puedan entrar en la terminal, y disparar detonando también sus cinturones o chalecos explosivos, a juicio, de los expertos en estas cuestiones, si es un fallo de seguridad. Y lo digo, con todo mi respeto, para los esfuerzos de las autoridades de Turquía.
Ciertamente, que los disparos de los hombres bomba, y las detonaciones hayan ocurrido en la propia terminal Internacional es clarificador. Indica que antes, no había suficientes dispositivos de control, para evitar que llegaran los sospechosos a las instalaciones, en las que ya suele haber mayor aglomeración de personas.
Poner varios círculos concéntricos con policías y militares para impedir que, personas con explosivos y armadas entren en el propio aeropuerto, parece razonable. Los terroristas llegaron en taxi. Todos los taxis tendrían que llevar cámaras en su interior conectadas a la policía, para que si registrasen aspectos sospechosos en los pasajeros, se tomaran medidas para neutralizar el peligro.Y debería haber cámaras de video que registrasen las imágenes de los automovilistas y sus ocupantes al entrar en la zona próxima al aeropuerto. Y esto sirve también para los autocares y motoristas, etc. Conectadas, en tiempo real, con la policía. Aumentaría el nivel de seguridad.
Teóricamente, podrían habilitarse muchos puntos de acceso de los pasajeros y acompañantes a las terminales, aunque esto hiciera más lenta y farragosa la llegada de los viajeros para coger sus vuelos. De este modo, al existir varios filtros previos, probablemente, se lograría un mayor nivel de seguridad, y, si ocurrieran más atentados, habría menos muertos y heridos. Los miembros de las fuerzas de seguridad son los que más saben de estas cuestiones, pero creo que un triple anillo de seguridad, etc., es una de las posibles medidas de control de acceso a los aeropuertos, o a estadios, etc.
La pérdida para el turismo de Turquía es enorme. Ya que, lógicamente, en torno, a un setenta por ciento de los viajeros pueden anular sus viajes a este bello país, por motivos obvios, si se tiene en cuenta el número de muertos contabilizados ya por atentados terroristas en 2016 en territorio turco. Las autoridades españolas han recomendado extremar las precauciones, si se viaja a Estambul, o, en general, a Turquía. El aeropuerto Internacional Atatürk está recobrando la normalidad poco a poco, a pesar de los, al menos, 41 muertos y más de cien heridos.
Lógicamente, se pretende tranquilizar a los turistas que están en Estambul, y a los que puedan ir, para no perder una considerable parte del dinero que recibe la industria turística turca. Si bien, muchos turistas ya no quieren hacer escala en el aeropuerto Atatürk de Estambul, y buscan otras alternativas en los enlaces de sus vuelos, etc. Algo entendible. Porque buscan minimizar y reducir los riesgos. Una actitud, plenamente, racional.
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