Los EE.UU. y sus aliados de la OTAN marcaron el domingo el fin formal de la guerra en Afganistán, donde esta previsto que comience una nueva misión internacional de entrenamiento y apoyo.
Transcurridos un poco más de 13 años luego de los ataques aéreos lanzados contra la organización Al Qaeda de Osama Ben Laden y sus protectores talibanes, a raíz de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, por lo menos uno de los objetivos de las operaciones de combate de la Fuerza Internacional de Asistencia de Seguridad (FIAS) en Afganistán parece haber sido alcanzado: los líderes de Al Qaeda y los campos de entrenamiento han desaparecido de Afganistán.
La operación de combate de FIAS, llevada a cabo bajo un mandato de las Naciones Unidas, también apuntaba a proveer estabilidad, asistir en la reconstrucción de Afganistán y democratizar al país. “Nosotros hemos hecho a Afganistán más fuerte, y hemos hecho a nuestras propias naciones más seguras. Esta misión ha sido un desafío en muchos aspectos: militar, política y económicamente” dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a las tropas de combate antes de su partida. “Pero nosotros hemos respondido a estos desafíos”.
El comandante de la misión de FIAS, el general estadounidense John Campbell, enrolló la bandera de FIAS y desplegó la bandera de la nueva misión internacional, llamada Apoyo Resuelto, que se hará cargo formalmente desde principios de 2015.
“Apoyo Resuelto servirá como un cimiento para una asociación duradera entre la OTAN y Afganistán” dijo Campbell en una ceremonia en el cuartel central militar de FIAS en Kabul, marcando el fin de la transferencia gradual de la responsabilidad a las fuerzas afganas de 350.000 efectivos, que han estado a cargo de la seguridad a nivel nacional desde mitad del 2013. “Nuestro compromiso con Afganistán continúa… No nos estamos retirando” dijo Campbell.
Unos 13.500 efectivos extranjeros, la mayoría de ellos de EE.UU., se quedarán en Afganistán como parte de Apoyo Resuelto. Ellos asistirán al ejército y la policía afganos para pelear contra los Talibanes, pero no estarán involucrados en combate directo. Las fuerzas de EE.UU. continuarán proveyendo cierto apoyo aéreo al ejército y la policía afganos y podrán extender sus operaciones si esto fuera requerido para prevenir avances rápidos de los Talibanes.
Cuando los números llegaron a su pico en el 2011, alrededor de 130.000 efectivos de 50 naciones eran parte de FIAS, que ha sufrido 3.485 bajas fatales desde el 2001. El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, quien asumió su cargo en septiembre, firmó acuerdos bilaterales de seguridad con los EE.UU. y la OTAN, permitiendo que siga la presencia militar. Este hecho ha llevado a un incremento en la violencia, por cuanto los Talibán tomaron estos acuerdos como una excusa para aumentar sus operaciones contra las fuerzas gubernamentales.
El período de tres meses, desde que Ghani asumió el cargo, ha sido marcado por la incertidumbre política. El país todavía tiene que formar un gobierno, pero las conversaciones entre el presidente y su socio de coalición, Abdullah Abdullah, se han estancado por el desacuerdo sobre quien debe ser nombrado para el puesto clave de Ministro del Interior.
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