Se dice que el fondo del océano, el cerebro, el universo, las partículas más pequeñas son cuatro de las fronteras que en este siglo se harán enormes descubrimientos.
Quizás, la humanidad por multitud de razones debe investigar no solo como es el fondo del océano, a nivel geológico, especialmente para entender el movimiento de la tierra, seísmos y volcanes y sus consecuencias, sino también la vida y la existencia de seres vivos, micro y macro en el fondo de los océanos, que no olvidemos es inmenso.
Con drones y sondas se ha explorado la fosa oceánica de las Nueva Hébridas hasta los siete mil metros de profundidad, por parte de la Universidad de Aberdeen en Reino Unido. Además en 2012, James Cameron se sumergió a unos once mil metros, en la fosa de las Marianas. También la expedición Océano Profundo 2015, que ha realizado la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA), en la fosa de Puerto Rico.
Hay más de treinta fosas oceánicas profundas en los océanos, por lo cual, pueden existir seres vivos que no podemos imaginar, teniendo en cuenta, las teorías de la evolución de Darwin y sucesores, recordando las teorías de los “nichos ecológicos diferentes”, no olvidamos las mutaciones y cambios genéticos, y tampoco, una realidad que se olvida, que los mares y océanos llevan cientos de millones de años y, que según algunos especialistas las “extinciones de la vida en el planeta”, dicen que cinco, en los océanos también influyeron lo hicieron en menor medida en la superficie de los continentes.
Dicho todo lo anterior, me he hecho la siguiente pregunta durante muchos años, incluso antes de estos años últimos que se han enviado drones y sondas, ¿cómo podríamos explorar la vida existente en el fondo marino, en todas las profundidades y en todos los océanos…?
Parto de dos hechos posibles:
– Que se inventen o diseñen nuevos artilugios o sondas o drones que se puedan enviar al fondo submarino, a diversas profundidades.
Además de los existentes actualmente, se podrían diseñar o inventar o descubrir sondas que se puedan enviar al fondo marino, y que tengan cierta autonomía para enviar datos a la superficie de la tierra, durante el mayor tiempo posible. Por lo cual, diríamos que existiría un campo de desarrollo o investigación en esta posibilidad. Sin descartar todo lo existente.
– Partimos del hecho que la inmensidad del océano es evidente, con lo cual, no sería suficiente con enviar sistemas de sondas que nos proporcionen datos, ni siquiera drones, sino que hay que intentar crear cebos para que la vida existente, o parte de ella se acerque a alimentarse.
Por lo cual, desde hace muchos años se me ocurrió, una idea simple, pero que desde luego, se podría y debería perfeccionar:
Si una ballena muerta, se le enrolla en una especie de “flotador de cemento o de otro material”, para que se hunda, y al mismo tiempo se le inserta sistemas de sondas que capten imágenes y las envíen a la superficie, o sondas unidas a la superficie y se puedan recuperar, u otros sistemas.
Si con la ballena o ballenas puede parecer ecológica y moralmente innecesaria. Se podría hacer lo mismo, comprimiendo varias toneladas de carne y pescados de diversas clases, unirlos de tal modo, que formen y conformen una masa dura y fuerte, y dejarlos que se sumerjan en las diversas foras marinas, y a diversas profundaditas.
Me pregunto si este esquema o boceto tan simplificado, bien estudiado y analizado y programado, con todos las variantes que se necesiten, podría ser una forma económicamente viable, de poco coste económico, y podría permitir, lanzar al fondo marino de todos los océanos, a todas las alturas, esos enormes cebos de alimentos, para que así de ese modo, incentivar a multitud de animales vivos, de diferentes especies se acerquen diríamos a ese festín.
La razón esencial es que el cebo debe ser enorme, para que pueda permanecer en el fondo del mar varios días o varias semanas, y así de ese modo, se tenga ocasión de que exista el tiempo suficiente para que se acerquen diversas especies de animales. Ciertamente, quizás un cebo tan grande puedan acercarse animales muy grandes que desconocemos. Pero eso es lo que se busca, si existen animales muy grandes y medianos y pequeños y microscópicos en el fondo del océano, en el fondo de las fosas oceánicas, y especialmente, realizar estos descubrimientos en distintas fosas, en distintos lugares, a distintas alturas.
En fin, no me gusta dármelas de nada, acepto que soy un lego en estas materias, pero pensé que quizás esta idea simple podría servir, perfeccionada por los expertos.
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