Las milicias Kurdas fueron unas de las principales fuerzas aliadas de Estados Unidos en su lucha contra el Estado Islámico en Irak y Siria. La retirada de las tropas de Estados Unidos de los territorios Kurdos ha permitido que Turquía desplegará operaciones militares contra las milicias kurdas en el norte de Siria.
Su finalidad es controlar aquellos territorios estratégicos en riquezas de petróleo y gas. Se sabe que Turquía apoya a las fuerzas de oposición en siria que luchan contra el régimen de Damasco. Su ofensiva militar sobre las zonas ocupadas por las milicias kurdas en el norte de Siria, ha generado que bajo el arbitraje de Rusia, el régimen sirio pacte con los kurdos un acuerdo para frenar sus despliegues militares sobre territorio sirio. Un pacto que le permite al régimen sirio volver a ocupar extensos territorios en la franja limítrofe con Turquía.
Los territorios dominados por los Kurdos, además de ser tierras fértiles para la agricultura y la ganadería, poseen inmensas reservas de petróleo y gas, riquezas codiciadas por las potencias. Parte de las disputas en sus territorios obedecen a que el 75% del petróleo que explora Irak, el Irán el 50% y más del 90% de las reservas de crudos de Siria y Turquía están en zonas dominadas por los kurdos.
Hace un poco un estudio reveló que en la región kurda de Irak tiene reservas de gas que superan los 100 billones de metros cúbicos de gas. Por ese valor estratégico las potencias se han visto obligadas sellar alianzas militares con sus distintas organizaciones para afrontar los avances del Estado Islámico. En Turquía el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) la principal fuerza independentista Kurda, al igual que otras organizaciones son macartizadas por el gobierno. Ankara tiene serias preocupaciones por la consolidación del movimiento nacionalista kurdo y por eso mantiene en la ilegalidad a los partidos kurdos.
Los kurdos fueron unos de los principales protagonistas en las guerras en Irak y Siria, dos países devastados y en ruinas como consecuencia de las cruentas guerras. De hecho, el pueblo Kurdo a través de sus diferentes organizaciones políticas y militares, repartidas en Turquía, Irak y Siria fueron determinantes en frenar los avances de las milicias del Estado Islámico. Las milicias de sus diferentes organizaciones fueron bastiones claves para frenar la expansión del EI sobre regiones petroleras estratégicas. Milicias que recibieron apoyo financiero y entrenamiento militar de fuerzas especiales de Estados Unidos y sus aliados. Por eso las organizaciones kurdas como los Peshmergas y la Unidad de Protección Popular, entre otras fuerzas se convirtieron en fuerzas claves en las estrategias de los aliados para frenar los avances del Estado Islámico. Pese a que la mayoría de los kurdos son sunitas como los yihadistas del EI su diferencia radica en que mientras los del Estado Islámico buscan conformar un califato islámico que acaben con las actuales fronteras nacionalistas, los kurdos quieren más autonomía y sueñan con el establecimiento de su propio Estado.
Los kurdos son un pueblo sin patria, la minoría étnica más grande en el Oriente Próximo. Por eso reclama la constitución de un Estado en sus ancestrales asentamientos. Su población se calcula entre 50 y 60 millones, repartida en Turquía, Irak, Irán y Siria. Sus luchas por tener una patria son milenarias.
En la primera Guerra Mundial apoyaron a las fuerzas aliadas contra el imperio otomano y fue así como lograron el reconocimiento como Estado independiente de Kurdistán. Reconocimiento que se dio con el tratado de Sèvres, el cual no fue ratificado y luego sustituido por el acuerdo de Lausana de 1923, mediante el cual las potencias: Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón, se repartieron de acuerdo con sus intereses estratégicos el territorio del imperio Otomano y establecieron las fronteras de Turquía. Tratado que marco el epilogo del Estado de Kurdistán y el reparto de su territorio en Turquía, Irak, Irán y Siria.
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