Por Jason Patrick
Los jefes de estado de cinco naciones de África Occidental se reunieron el 18 de mayo en París con el presidente francés François Hollande, así como con el líder del Consejo de Europa, el ministro de Relaciones Exteriores británico y el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de los EEUU, para tratar la coordinación de esfuerzos a fin de confrontar la creciente amenaza de los militantes de Boko Haram en la región. Los presidentes de Nigeria, Niger, Chad, Camerún y Benin acordaron crear un frente común contra Boko Haram, declarando la “guerra total” contra el grupo. El presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, enfatizó que el grupo ya no era un grupo terrorista local y planteaba una amenaza regional; él aseveró que Boko Haram funcionaba como parte de la operación de al-Qaeda, calificando al grupo como “al-Qaeda de África Occidental”.
La reunión fue causada por el secuestro en abril de unas 300 alumnas en Chibok y por la violencia que se desarrolla en las agitadas provincias nororientales de Borno, Yobe y Adamawa. Los países acordaron llevar a cabo en forma coordinada patrullajes de seguridad y operaciones de rescate. Además anunciaron acuerdos para compartir información de inteligencia y sobre la necesidad de un mecanismo conjunto para monitorear las fronteras y prevenir el contrabando de armas, de acuerdo a Reuters.
Hablando el 8 de mayo en el Foro Económico Mundial sobre África, el presidente Jonathan expresó que el secuestro en masa marcaría el fin de Boko Haram. El incidente ha provocado indignación interna e internacional. Según un informe, los habitantes de Kalabalge—una aldea en el estado de Borno — formaron un grupo de paramilitares y emboscaron a un grupo de supuestos militantes de Boko Haram, matando a muchos y apresando a diez. Sin embargo, la resistencia organizada contra Boko Haram, similar a la de Kalabalge, es rara y esporádica. Como tal, sin la coordinación de Nigeria y sin los esfuerzos internacionales, el grupo militante continuará aprovechando la libertad de movimiento y los refugios que necesita para planear, equipar y llevar a cabo ataques en la región.
Francia está gravemente preocupada de que Boko Haram podría expandir su alcance operacional, más allá de Nigeria y Camerún, en el Sahel y la República Centro Africana. Francia supuestamente tiene unos 6.000 efectivos en Mali y en la República Central Africana y recientemente ofreció utilizar aviones de combate Rafale, basados en Chad, para tareas de reconocimiento en apoyo de las acciones contra Boko Haram. Sin embargo, como en el caso de Londres y Washington, la ayuda de París no incluye tropas de apoyo. La ayuda ofrecida por las naciones occidentales sigue en el ámbito de compartir la información de inteligencia y el envío de consejeros militares que asistan a Abuja en la reestructuración de sus fuerzas, para que sean más eficaces en sus esfuerzos antiterroristas.
El premier chino, Li Keqiang, también prometió la ayuda de su nación a los esfuerzos antiterroristas de Abuja, luego de su visita a Nigeria el 6 de mayo.
La oferta de Keqiang incluyó entrenamiento “anti-insurgencia” para el personal militar nigeriano, así como compartir información de inteligencia, incluyendo imágenes satelitales.
Los militantes de Boko Haram atacaron el 16 de mayo una instalación de trabajo china cerca de la frontera nigeriana en Camerún. Un trabajador chino resultó herido y otros diez siguen desaparecidos.
China tiene significativos lazos comerciales y económicos con Abuja, ya que Nigeria es el tercer socio comercial más grande de China. Las mercaderías chinas constituyen casi el 20 por ciento de las importaciones de Nigeria, convirtiendo a China en su más grande socio en materia de importación. Aunque Beijing se beneficiaría económicamente con una mayor estabilidad regional en África Occidental, el compromiso de China con el apoyo a la seguridad posiblemente siga siendo limitado y probablemente no incluya fuerzas militares. Sin embargo, la iniciativa de África Occidental de enfrentar a Boko Haram es un acontecimiento positivo, ya que le da un rostro local a las operaciones de seguridad y alienta la cooperación regional más allá de las fronteras. La limitación de la presencia de fuerzas extranjeras será mejor recibida localmente y le brinda una valiosa experiencia operacional a las fuerzas de seguridad regionales; sin embargo, deben enfrentarse significativos desafíos. La escasez de fondos, la falta de entrenamiento, una limitada capacidad de operar en forma conjunta, así como un nivel no determinado de compromiso real de parte de las capitales de los países contribuyentes, sugiere que los esfuerzos para frenar la expansión de Boko Haram serán difíciles y prolongados.
Jasón Patrick es un comentarista independiente sobre asuntos políticos y militares, y un frecuente colaborador de Foreign Policy News
Foto de Wikimedia
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