La Biblia de Robert Bowyer (1758-1834) está formada por 45 volúmenes, con seis mil grabados e ilustraciones, realizada entre 1791-1795.
El Antiguo Testamento de 23 volúmenes con 2.315 imágenes y grabados. Los libros Apócrifos en tres volúmenes y 959 grabados e imágenes, el Nuevo Testamento con 19 tomos, con 3.019 grabados.
Robert Bowyer (1758-1834) fue pintor y editor y, al final de su vida pastor baptista, además de marchante de estampas o grabados.
Se puede considerar posiblemente junto con la Biblia Wiedmann, que es solo de imágenes, las dos Biblias con más grabados o imágenes del mundo, al menos según los datos que dispongo.
La Biblia por circunstancias de la historia fue donada a la ciudad de Bolton en 1948. El autor en vida intentó venderla sin éxito.
Si admitimos que la Biblia, no como libro sagrado-religioso-espiritual-revelado-inspirado por un Ser Supremo, sino solo como libro histórico-cultural-social-literario-ético, etc., pues podemos beber-alimentarnos en sus fuentes, con cientos de miles de ideas-datos-razones-argumentos-observaciones-percepciones-emociones-conceptos. Es decir, por eso, etimológicamente, sería el Libro de Libros. Es decir, en su seno existen docenas de libros, que a su vez, han sido realizados en el tiempo, convertidos y materializados en ideas, en un proceso, por lo general extenso en el tiempo-espacio, aunque tengan un origen-autor-inspirador. Diríamos que es una, al menos, desde el punto de vista inmanente, si no creemos en la Trascendencia o en la Inspiración por un Ser Personal Superior Omnipotente, es un libro que recoge cientos o miles de personas-personajes, que en mayor o menor medida recorren el libro, recorren el corazón humano.
Podríamos indicar que todas las obras geniales y maestras, también las secundarias o cuaternarias en valor y en calidad, están incipientemente en la Biblia, es decir, Shakespeare, Dante, Homero, Horacio, Virgilio, Joyce, Calderon, Goethe, etc., sean de origen grecorromano o sean de origen europeo occidental, sus libros-personajes-ideas-argumentos, si no totalmente, tienen su semilla en la Biblia o están ya simbolizados en la Biblia. Si comparamos cualquier personaje, sea de Proust o sea de Kafka o Pessoa o Dickinson…, puede tener un grano de raíz o incipiente en la Biblia.
No vamos a entrar en la interpretación heurística y hermenéutica o exegética bíblica, que bien habría que indicar, que en estos dos siglos últimos, los cristianismos han hecho un enorme esfuerzo en esta dirección, además de interrelacionar el problema de fe y razón, ahora, a la luz de fe y ciencia, fe y filosofía, fe y culturas, fe y artes. Bien harían otras tradiciones religiosas, son sus libros inspirados, en tener el valor, porque sus fieles tienen derecho como personas, a exigirse a sí mismos, a reelaborar y elaborar un esfuerzo tan enorme de interpretación de sus tradiciones religiosas, de sus textos sagrados, de sus costumbres, es decir, someterse todas las revelaciones-inspiraciones religiosas del mundo, al menos la docena de grandes fuentes-mares religiosos espirituales y morales del mundo, a someterse a un “aggiornamiento”, por amor al Buen Dios, sea en las formas orientales o sean en las formas occidentales, a semejanza como lo ha hecho el cristianismo…
Ya, en las nuevas generaciones, en algunas aulas, se pregunta, si viene a cuento quién son los personajes, los grandes bíblicos, y los alumnos, no conocen quién fue Noé, Jacob, José el hijo de Jacob, etc. Con lo cual, se está perdiendo una enorme referencia-espejo para entenderse y comprenderse en el mundo. Que Abraham quisiese sacrificar a su hijo, sea un hecho objetivo en sí, o sea simbolismos-metáforas-parábolas, es decir, los distintos lenguajes bíblicos, literarios y no literarios, hoy, pueden tener otras consonancias… es decir, múltiples interpretaciones actuales. Dejar de beber en esas fuentes, no enfrentarse a esos textos que nos pueden mover-remover a comprender realidades profundas del yo de ahora, del yo individual, del yo grupal, del yo colectivo, del yo social, del yo del Estado, no entender o comprender esto, es dejar y olvidar un enorme tesoro de sabiduría-conocimiento-entendimiento que la humanidad ha ido acumulando. Quizás desde las sociedades neolíticas más antiguas, es decir, de sociedades, que ya convivían en forma de tribus con los primeros imperios de Oriente…
Bebemos en la mitología griega y romana para metafórica y simbólicamente recoger conocimientos, símbolos, inconscientes colectivos, nos diría Jung, o interpretaciones inconscientes nos indicarían el viejo maestro Freud… Y, todo esto está muy bien. Bebemos en las grandes fuentes literarias de Occidente, pero no somos capaces, de al menos, como obra literaria o filosófica o moral o ética, ir a la Biblia para en el atardecer o en la duermevela antes del sueño, empecemos a reinterpretarnos a ser y estar, a comprendernos-entendernos mejor. Al final, la Biblia está conformada por una sinfonía de personajes, que pueden tener un origen real o histórico o cultural, pero que están llenos de símbolos e historias y datos.
Hoy, que tanto se valora la autenticidad moral y ética, al menos teóricamente, es un error, incluso siendo ateo o agnóstico o creyente en otra religión no bucear en la Biblia, para aprender ideas y conductas y percepciones éticas y morales, tanto del inconsciente colectivo o del inconsciente personal. Al final, si el ser humano es su infancia-adolescencia, como dicen, en una medida importante, quizás la historia de ahora, es en muchos sentidos la infancia-adolescencia del neolítico antiguo, de los primeros imperios, de las ciudades Estados, de las tribus y aldeas, de personas que anduvieron por esos caminos, cien generaciones antes que nosotros, cincuenta antes que nosotros.
Somos y estamos hechos por los hilos de la historia, por ecos muy antiguos que nos revolotean en el corazón humano, en la carne humana, en la psique-mente-cerebro humano, en el espíritu-alma humano… Mirando el gran caleidoscopio de la literatura bíblica, aunque solo se interprete como literatura, podemos acercarnos más y mejor a nosotros, a lo que somos y de lo que estamos hechos, en definitiva a un mejor ser y estar en el mundo. Paz y bien y veracidad y bondad y belleza…
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