Charles M. Schulz, Minneapolis, 1922, Santa Rosa, California, 2000 es el creador de personajes como Charlie Brown, y su tira Peanuts, realizó diecisiete mil tiras humorísticas.
Se considera que es el autor o uno de los autores con más éxito de la segunda mitad del siglo veinte, en el mundo de la viñeta de humor, la tira humorística o el cómic o la historieta.
Concibo un artículo periodístico como una crónica de indagación sobre una realidad, sobre la realidad, y, por tanto, según la temática intentar inducir-deducir, no solo datos y observaciones, sino pensamiento, intentar, si es posible, entrar en la esencialidad de ese fenómeno salpicado de realidades accidentales o circunstancias. Soy consciente, que hoy en un clic cualquier lector, puede buscar sobre este tema o cualquier otro, cientos de datos e informaciones e imágenes y videos. Por tanto, pienso que como deber de columnista está no hacer perder el tiempo a ningún presunto lector o lectora con estas frases.
Por consecuencia, intento indagar aspectos diversos o diferentes, que no se ha tocado tanto sobre esa cuestión o tema, y, por lo general, dando por hecho que el lector puede encontrar más información en el infinito mar de Internet.
Por tanto, nos encontramos con Schulz, un autor que podríamos considerar que roza la genialidad en y con su medio de expresión, que parece ser tuvo muchas dificultades en la escuela y en la adolescencia, que hoy, podríamos indicar, con palabra actual, que sufrió mobbing, y que, dicen, no sé si es cierto, que sus compañeros, le denominaban como fracasado. Me gustaría, haber oído los comentarios interiores, que algunos de ellos, harían, cuarenta o cincuenta años después de esos hechos en la escuela.
Schulz, es uno de esos casos, que de haber existido un Premio Nobel de Artes Plásticas o el que hace sus veces, el Leonardo da Vinci, se lo habría merecido y se lo deberían haber otorgado, o al menos, un Premio Nobel de Literatura, porque al final, toda tira cómica o viñeta de humor, es un aforismo pegado a un dibujo, o unas líneas besando unas frases.
Schulz es el Goethe o Shakespeare de la viñeta. En esas cientos y miles de tiras nos narran lo profundo del ser humano, sus alegrías y sus penas, sus tristezas y sus angustias, sus deseos de éxito y fracaso. Dicen, que nuestro autor, nos narró su existencia y su vida, su rutina y su adolescencia y su edad infantil y su etapa de madurez, sus deseos y sus fracasos, en el fondo, como nos diría García Márquez, “escribo para que me quieran”, quizás, Schulz le sucedió lo mismo.
Se debe narrar, la fuerza de voluntad, que ante tanta crítica negativa, por un lado se conformó a su suerte, según expresan, pero por otro lado, era consciente, aunque recibía negativas, que su mundo, su forma de entender-expresar-comprender el mundo, y quizás, posiblemente también vivir de él, era el dibujo. Quizás, quizás el dibujo le salvó de caer en patologías psicológicas y sociales… Quizás, el cómic-viñeta-tira humorística, le salvó de terminar, de ser un fracasado completo, quizás, esa realidad de la tira, pero también, esa convicción moral profunda de la dignidad humana, quizás, percibir la maldad de la segunda guerra mundial…
Siempre, se ha dicho que todo ser humano tiene un talento, pero que tiene que descubrirlo, que algunos lo hacen demasiado tarde. Schulz anima, a que todo ser humano busque su talento, que no caiga en la desesperación, ni en la depresión, que siga buscando, siempre que sea un talento, acorde con la moralidad y con la legalidad. Un talento que sirva para el que lo tiene, y sirva también para otros…
En toda actividad humana, en toda actividad cultural, siempre destacan tres o cuatro o cinco nombres a nivel internacional. Después, el tiempo, en ese mismo periodo, va incluyendo otros, otros que pueden venir de otros horizontes culturales, pero que deben estar entre los grandes. Quizás, no sea exagerado indicar que Schulz, dentro de un siglo o ahora o de tres, se seguirá pensando que es uno de los diez grandes del siglo veinte en las viñetas-historietas, de todo el mundo, de todas las culturas-ideologías-filosofías-geografías-cosmovisiones.
Schulz fue capaz de insertar-incrustar-interiorizar-exteriorizar en la viñeta-tira-historieta la vida-existencia, de si mismo y de su circunstancia, es decir, narrar lo consciente e inconsciente. Con un medio tan modesto, porque al final, que es una tira de humor, o mal llamada de humor o bien llamada, sino unos trazos de líneas y unas palabras, es decir, solo se necesita tinta y un instrumento para reflejar ese pigmento, una superficie por lo general papel, y en ella se insertan trazos y palabras, y, después, evidentemente, tiene que ser publicada, es decir, que otros puedan verlas-pensarlas. Para eso, el medio actual sería el periódico en papel, ahora en digital, y ahora más reciente, diríamos el enorme supermercado de Internet.
Después cada viñeta-tira, como cada individuo de cada especie viva del planeta, sigue su curso, tiene su vida-existencia.
El tiempo me ha enseñado, que es secundario el arte cultural que cada uno se exprese, da lo mismo sea la poesía o el teatro o la pintura o el guiñol o la viñeta o el artículo o la tira cómica o humorística, que es lo mismo, lo que importa es el trozo de vida, de corazón-alma-mente-cuerpo-psique-cerebro que ese sujeto que realiza y utiliza ese medio, inserte.
Schulz debería ser considerado y estar al lado, de los grandes psicólogos y antropólogos del siglo veinte. Un día, supongo, que la viñeta y la tira de humor, estará en los grandes museos de arte contemporáneo al lado de Picasso, Klee, Miró, Dalí, Tapies, Modigliani…
Lea-perciba con tranquilidad y sosiego, viñetas-tiras de Schulz, creo que le proporcionarán espera y esperanza. Cosa que tanto necesitamos en estos tiempos…
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